“Las personas que hoy no están aquí son las que se mostraron orgullosas de ser quienes eran”
Por Kevin Contreras
Foto de Leonela Paz
Tegucigalpa, Honduras. Luego de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso de Vicky Hernández, Honduras da los primeros pasos para garantizar el respeto a los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ+. Este aliento inició desde que el Gobierno que preside la primera mujer presidenta de Honduras mencionó en su discurso de toma de posesión que la comunidad LGBTIQ+ sería acogida en su mandato.
El documental elaborado por Cattrachas, Vicky Hernández vs Honduras nos muestra cómo Honduras ha sido uno de los países con los mayores índices de violencia contra miembros de dicha comunidad, y cómo desde los discursos emitidos por líderes políticos y religiosos han aumentado las muertes, y el 90 por ciento de ellas han quedado en la impunidad.
Vicky Hernández reflejó un antes y un después en el tema de derechos en Honduras. Tuvo que ser su muerte el detonante para que las personas de la diversidad sexual lograran obtener el reconocimiento y las disculpas del Estado, además de la Ley de Identidad de Género.
No hace falta ser de la comunidad LGBTIQ+ para analizar el grado de violencia que se ejerce sobre las personas diversas, cómo son vulnerados sus derechos y cómo esta sociedad tan patriarcal los convierte en una comunidad disidente.
Aun así, es lamentable que, pese al lanzamiento de esta producción de Cattrachas, se tenga que lamentar el vil asesinato de la líder trans Thalía Rodríguez, quien, con lágrimas en sus ojos, expresó en el documental su deseo de ver este cambio en una sociedad tan violenta, de la cual fue víctima al sumarse a las terribles estadísticas de violencia y crímenes de odio que azotan al país.
Sin duda, Cattrachas hizo un fantástico trabajo en documentar paso a paso el avance de este triunfo para la comunidad LGBTIQ+, hacer un nuevo legado de la lucha de la diversidad sexual encaminada a la memoria de Vicky y de todas las personas que han dado su vida por ser y amar libremente, un gobierno progresista que decidió comenzar con el respeto a las diversidades y, sobre todo, hacer entender a esta sociedad que el amor no mata, pero el odio sí.