Aquí te contamos de lo que nadie quiere hablar. En un país donde matan a las personas de las disidencias sexuales por ser quienes son, la capa que lució Rebeca Rodríguez en el certamen de belleza más importante del mundo podría ser considerado un gesto de esperanza para las nuevas generaciones, pero también algunas personas interpretan que sólo podría ser parte de una estrategia publicitaria
Casi nadie habla de los comentarios racistas que recibió la ex Miss Honduras Universo Rose Meléndez por su color de piel. Muchos consideran la belleza y tez de Rebeca Rodríguez como un “atributo especial” que la haría llegar lejos en el concurso
Por Dunia Orellana y Amelian Zerón
Tegucigalpa, Honduras. Rebeca Rodríguez, de 21 años de edad, pasará a la historia por ser la primera Miss Honduras en lucir una capa inclusiva donde mostró la bandera LGBTI+ y trans junto con la de Honduras en el certamen Miss Universo que tiene sede este 2023 en Nueva Orleans, Estados Unidos.
La capitalina que reside en Miami, Florida, Estados Unidos, portó un traje de baño de una pieza de color amarillo fluorescente. Lo acompañó con una capa pintada a mano donde se resaltan figuras, elementos y símbolos patrios como la bandera de Honduras color azul turquesa, la orquídea Brassavola, la guacamaya, Lempira y elementos que se refieren a grupos campesinos y personas migrantes, desplazadas y retornadas de Honduras que a diario huyen del país por la falta de condiciones laborales, económicas y de seguridad física y social.
Nacida en Tegucigalpa de madre nicaragüense y padre hondureño, alta, rubia y de ojos azules, Rodríguez no fue la única en mostrar con orgullo la bandera de las disidencias sexuales. La miss española Alicia Faubel llevó una capa en la que aparecen las banderas de España y la LGBTI+, acompañadas por el rostro de Ángela Ponce, la primera mujer trans en concursar en este evento internacional por el país ibérico.
Claudia Spellman, considerada por la revista Time una de las personas más influyentes junto con la coordinadora de Cattrachas, Indyra Mendoza, agradeció a Rebeca por su representación. “Gracias, Rebeca, eres histórica con este detalle tan importante para nuestra gente. Inclusión para todos las razas, culturas, orientación sexual e identidad de género”.
Comentarios racistas
Para muchas personas, que Rebeca Rodríguez concursara por Honduras en el Miss Universo significó un “blanqueamiento de la marca” porque ella no representa a la mayoría de las personas que viven en el país.
El territorio hondureño está conformado por una diversidad de grupos originarios y afrohondureños como los lencas, maya chortís, garífunas, tawahkas, tolupanes, pech, misquitos, náhuatl, afroingleses y otros grupos que casi nunca ha sido tomados tomados en cuenta en estos concursos mal llamados de “belleza”, que lo que hacen es continuar replicando estereotipos de lo que significa ser mujer y tener atributos que la hacen mejor que otras.
Al anunciarse la elección de Rebeca Rodríguez, las redes sociales comenzaron a replicar una serie de mensajes racistas que comparaban a la actual Miss Honduras con Rose Meléndez, hondureña afrodescendiente que representó al país en el concurso del año pasado.
La polémica no terminó allí. Para muchas personas, el color de la piel de Rebeca Rodríguez era sinónimo de una belleza única y por lo tanto en sus mensajes alababan su piel blanca y la consideraban “bella”.
“Ser blanco no tiene nada de diversidad, para el mundo ser blanco es favorable por el mismo racismo que los blancos han creado”, escribió Jonavaar en Twitter sobre la supuesta diversidad del concurso Miss Honduras.
La blanquitud y figura de Rebeca también impresionó al experto en este tipo de certámenes, Osmel Sousa. Para el cubano y zar de la belleza de Venezuela, Rebeca Rodríguez “es lo mejor que ha mandado” Honduras.
Los movimientos feministas ven en el concurso Miss Universo todos los estereotipos y cosificación de las mujeres contra los que luchan.
“Los concursos de belleza como Miss Universo son la celebración en donde el estado, el patriarcado y el capitalismo se abrazan para coronar a la idea de mujer perfecta. Es un objeto de consumo, legitima los ‘valores’, perpetúa el género y da un falso sentido de nacionalismo”, se puede leer en una de las publicaciones de Twitter.

¿Truco publicitario?
Para la especialista en género Vanessa Siliezar, la participación de las mujeres en este tipo de espacios deja el pensamiento a las niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres que todas las mujeres debemos vernos así. Algo que no es real porque las mujeres hondureñas no somos tan blancas ni tan perfectas.
La pregunta es si Rebeca Rodríguez es una voz verdadera del movimiento LGBTIQ+ en Honduras o simplemente se está aprovechando de las causas por las que son asesinadas cientos de personas al año, como mujeres, disidencias sexuales, poblaciones originarias y afrodescendientes, migrantes, desplazados y personas con discapacidad.
Para algunos críticos, su repentina aparición con las banderas de las disidencias sexuales podría ser tomada como un truco publicitario porque un buen porcentaje de las personas que alientan estos concursos pertenecen a estos grupos invisibilizados y excluidos en Honduras. Hay que recordar que la nueva dueña del Miss Universo es la tailandesa Anne Jakapong, una mujer trangénero.
Los dueños de la franquicia Miss Honduras Universo son el teleño, Ricardo Caballero y su pareja el puertoriqueño, Carlos Rivera, que desde el 2007 tienen los derechos exclusivos para el país de la marca.
“¿Ella tiene la culpa de ser utilizada en este proceso? Hay que preguntarse quiénes están detrás”, dice Siliezar, quien resalta que cada vez más mujeres con preparación académica deciden participar en estos eventos. Por ejemplo, Rebeca Rodríguez tiene una licenciatura en negocios y marketing digital.
Algunas personas han hecho un análisis de la raza de ciertas representantes de Europa y Latinoamérica. Por ejemplo, Francia, Gran Bretaña, Italia y Países Bajos llevan a misses racializadas y Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras y Perú, con altos índices de poblaciones originarias y afrodescendientes, participan con representantes blancas y estereotipadas como el maniquí, blanco producto de los certámenes de belleza.
Muchos concursos siguen perpetuando la teoría de la mujer objeto y hacen daño a la población porque incrementan los estereotipos de cómo debería verse una mujer en los escenarios públicos y privados y esto incluye hasta la pornografia.
En el caso de Honduras vemos estos comportamientos reflejados a diario en los medios de comunicación, anuncios publicitarios, desfiles del 15 de septiembre y otros eventos públicos.
Los números hablan
En Honduras, sólo el año pasado se registraron 41 personas LGBTIQ+ asesinadas. La aparición de la bandera del orgullo en el desfile en traje de baño es una señal de esperanza para miles de ciudadanxs invisibilizadxs y sin derechos civiles, como las personas trans que no tienen cambio de nombre en el documento de identidad y mucho menos una ley integral de identidad de género.
Más de 7,400 mujeres murieron de manera violenta en Honduras entre 2002 y 2022, lo que significa una víctima cada 24 horas, según cifras del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
El pueblo lenca es el de mayor población, con el 63% del total, seguido por los misquitos que representan el 11%; los garífunas son el 6%, mientras los mayas-chortís son el 4.6%; los tolupanes representan el 2.6% de la población indígena, los negros de habla inglesa son el 1.7% y los nahua, pech y tawahkas representan el 1% cada uno.