El miércoles se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa
Por Michael K. Lavers
Publicado originalmente en The Washington Blade
Nueva York, EE. UU. El Paseo de la Biblioteca de la calle 41 Este, cerca de la Grand Central Terminal de Manhattan, tiene placas de bronce con citas de destacadas figuras literarias e históricas. Una de ellas contiene un extracto de una carta que Thomas Jefferson escribió al coronel Charles Yancey el 6 de enero de 1816.
“Donde la prensa es libre y todo el mundo sabe leer, todo está a salvo”, escribió Jefferson.
Esta cita, que vi en marzo en la calle 41 Este mientras estaba de misión en Nueva York, me pareció aún más apropiada -y oportuna- el miércoles, cuando el mundo celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Fred Ryan, editor del Washington Post, en un acto organizado por su periódico en colaboración con Reporteros sin Fronteras, señaló que en 2022 murieron 57 periodistas en todo el mundo. Entre ellos figura Shireen Abu Akleh, reportera palestino-estadounidense de Al Jazeera, asesinada por soldados israelíes el 11 de mayo de 2022, mientras cubría una incursión de las Fuerzas de Defensa de Israel en el campo de refugiados de Yenín, en Cisjordania.

En su discurso de apertura, Ryan señaló también que en 2022 fueron detenidos 533 periodistas. Entre ellos se encuentra Vladimir Kara-Murza, colaborador del Post y figura de la oposición rusa que el mes pasado fue condenado a 25 años de prisión después de que un juez lo declarara culpable de traición por criticar públicamente la guerra del país contra Ucrania.
En 2014, las autoridades iraníes detuvieron a Jason Rezaian, redactor de Opinión Global del Post, y a su esposa, Yeganeh Rezaian, que ahora es investigadora principal del Comité para la Protección de los Periodistas, y los acusaron de espionaje. Jason Rezaian pasó 544 días en prisión hasta su puesta en libertad el 16 de enero de 2016.
Los Rezaian hablaron de su experiencia en Irán durante el acto del Día Mundial de la Libertad de Prensa. Frances Stead Sellers, redactora jefe del Post, también entrevistó a Paul Beckett, jefe de la oficina del Wall Street Journal en Washington, sobre Evan Gershkovich, reportero estadounidense del Wall Street Journal de ascendencia rusa al que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia detuvo acusado de espionaje en marzo. Otros tres periodistas hablaron también de la persecución que sufrieron en sus respectivos países y/o en los países desde los que informaron.
– Adefemi Akinsanya es presentador y corresponsal internacional de Arise News, canal de noticias con sede en Londres que cubre África. El 20 de octubre de 2021, agentes de la policía nigeriana agredieron a Akinsanya y a sus compañeros mientras cubrían un acto conmemorativo en Lagos, la mayor ciudad del país, en recuerdo de los manifestantes que las fuerzas de seguridad mataron durante las protestas contra la brutalidad policial que habían tenido lugar el año anterior.
– Hanna Liubakova es una periodista independiente de Bielorrusia que huyó de su país en 2020. Sigue cubriendo la dictadura del presidente Alexander Lukashenko y los esfuerzos por llevar la democracia a su patria.
Los reporteros que colaboran con Reportar sin Miedo, el medio asociado del Blade en Honduras, recibieron amenazas el mes pasado después de que cubrieran una protesta contra el alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, por un discurso anti-LGBTIQ que pronunció.
– Denny Fenster es redactor jefe de Frontier Myanmar. Associated Press señala que, en noviembre de 2021, un tribunal de Myanmar lo declaró culpable de difundir información falsa o incendiaria, ponerse en contacto con organizaciones ilegales y violar la normativa sobre visados, y lo condenó a 11 años de prisión con trabajos forzados. El gobierno de Myanmar puso en libertad a Fenster tras pasar casi seis meses en prisión.
En el acto intervinieron también Antony Blinken, Secretario de Estado, y Clayton Weimers, director ejecutivo de la oficina estadounidense de Reporteros sin Fronteras. Entre los asistentes se encontraba Debra Tice, madre de Austin Tice, periodista freelance retenido en Siria desde hace más de una década.
“Sabemos que los periodistas de todo el mundo están cada vez más asediados y lo están de muy diversas maneras”, dijo Blinken a David Ignatius, redactor jefe adjunto del Post, durante el acto del Día Mundial de la Libertad de Prensa. “Eso se ha manifestado ahora una vez más de manera muy poderosa en la detención y encarcelamiento de Evan (Gershkovich) en Moscú, de manera profundamente injusta por hacer su trabajo”.
La libertad de prensa y la capacidad de los periodistas para hacer su trabajo sin ser perseguidos es también algo personal.
El colaborador de Blade Yariel Valdés González consiguió en septiembre de 2019 asilo en Estados Unidos por la persecución que sufrió en Cuba como periodista. (Yariel pasó casi un año bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, y documentó los abusos que sufrieron él y sus compañeros detenidos). El 8 de mayo de 2019, el gobierno cubano me detuvo en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana durante casi siete horas después de que intenté ingresar al país para continuar la cobertura del Washington Blade sobre los cubanos LGBTQ e intersexuales.
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Los reporteros que colaboran con Reportar sin Miedo, el medio asociado del Blade en Honduras, recibieron amenazas el mes pasado después de que cubrieran una protesta contra el alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, por un discurso anti-LGBTQ que pronunció. El 11 de julio de 2021, la policía cubana detuvo violentamente a Maykel González Vivero, periodista con el que el Blade colabora desde hace casi una década, durante una protesta antigubernamental en La Habana.
Blinken tiene razón cuando afirma que los periodistas “en todo el mundo están cada vez más asediados y lo están de muy diversas maneras”. Su afirmación también se aplica a los profesionales de los medios de comunicación en Estados Unidos.

La retórica -“noticias falsas” y los periodistas son el “enemigo del pueblo”- que el anterior presidente y sus seguidores siguen utilizando para hacer avanzar una agenda basada en la transfobia, la homofobia, la misoginia, la islamofobia y la supremacía blanca, ha puesto a los periodistas estadounidenses en una situación de riesgo cada vez mayor. La realidad actual en la que trabajamos los profesionales de los medios de comunicación no debería darse en un país que ha consagrado la libertad de prensa en su Constitución.
Una prensa libre importa ahora más que nunca.