Honduras es uno de los países más caros para pasar por un periodo menstrual. Además hay enormes limitaciones de acceso a productos para la gestión menstrual, nulo acceso a la salud y la educación menstrual
Por Eva Galeas
Fotos de Eva Galeas
Tegucigalpa, Honduras. En todas partes del mundo, cada mes, millones de personas menstruantes luchan para acceder a productos de higiene menstrual básicos. Entre las más afectadas están las mujeres adolescentes y niñas rurales obligadas a confeccionar con telas los implementos para sobrellevar estos difíciles días.
Honduras es considerado uno de los países más caros para pasar por un periodo menstrual. Además se vive con una enorme limitante al acceso a productos para la gestión menstrual, el nulo acceso a la salud y a la educación menstrual. Tampoco hay espacios físicos dignos para gestionar la sangre menstrual. Esta situación se convierte en la vulneración de derechos humanos de las personas menstruantes.

Por otra parte, los precios de la canasta básica siguen en alza. Muchas personas menstruantes no pueden costearlos. Una toalla sanitaria, por ejemplo, se convierte prácticamente en un lujo, aunque sea una necesidad y parte del derecho a una salud plena. Es por eso que muchas defensoras de derechos de mujeres aseguran que es momento de romper el estigma y hablar de la pobreza menstrual.
Esta semana se están realizando talleres en diferentes partes de Tegucigalpa, capital hondureña, enfocados en menstruaciones dignas, costos menstruales y pobreza menstrual. Las capacitaciones se desarrollan con respaldo de la organización feminista Nosotros la Preferimos Sencilla y bajo el Programa Mayo Menstrual.
Nosotros la Preferimos Sencilla nace con la necesidad de informar y reconstruir mitos sobre las relaciones de pareja, la menstruación, la sexualidad y el placer.
Es una colectiva de mujeres jóvenes, feministas y diversas que trabajan para construir cambios y fortalecer las capacidades de las mujeres rurales. Además promueve su empoderamiento a través del desarrollo de oportunidades, ya que son las mujeres el motor que impulsan a las comunidades.
Un numeroso grupo de mujeres fue hoy parte del taller realizado por la organización. En la capacitación se conocieron todas las vicisitudes que sobreviven las niñas y adolescentes en el país para llevar una vida “normal” mientras andan en los días menstruales.
Las historias van desde un resfriado normal hasta una alergia cutánea grave o cambios extremos en el estado de ánimo.
Los sentimientos también salieron a flor de piel y dieron espacio a recuerdos no gratos en algunas áreas de trabajo mientras se sufre de dolor o cualquier padecimiento menstrual.
Honduras, por ser un país con una sociedad machista y “conservadora”, es uno de los que no entienden ni atienden esta problemática que sufren centenares de mujeres. Es más, lejos de tener empatía, muchos empleadores hacen comentarios estigmatizantes, denigrantes y machistas, aduciendo que “es solo un simple dolor”.
La menstruación silenciada
El taller comenzó con ejercicios dinámicos para conocerse unas y otras y contar sus experiencias desde sus días de menstruación. Sin embargo, el sufrimiento de todos los meses es uno de los temas que continúan perjudicando a las hondureñas, ya que es considerado un tabú en pleno siglo XXI.
La experiencia de María Castro, de 28 años, quien menstruó a los once años de edad, es un tanto conmovedora. María tuvo que callar el hecho de ser una “señorita”, como se conoce popularmente a este cambio hormonal que viven las mujeres.

Castro mencionó que no podía comentarle sus malestares a su mamá. Mucho menos podía hablar de ellos con su abuela materna, una señora seria que les decía que los niños venían como un regalo sorpresa y vivía con ellas en el mismo hogar.
Al mismo tiempo, María asegura que muchas cosas deben normalizarse en una sociedad como la hondureña. “La sangre que sale de nuestro cuerpo no es asquerosa. Menstruar tampoco debe ser un acto vergonzoso. Debemos explicarles a nuestras niñas y adolescentes cómo prepararse para ese gran día y vivir la experiencia y el proceso de dejar de ser niña y pasar a ser una mujer de la manera más normal”, subrayó.
Por años se ha dicho que la salud menstrual es parte integral de los derechos a la salud sexual y reproductiva. Además es un factor decisivo para la realización de todos los derechos humanos de las niñas y las mujeres en toda su diversidad, el logro de la igualdad de género.
No obstante, en Honduras continúa siendo un tabú. Es un tema que pasa desapercibido desde los hogares más recónditos y llega hasta los tomadores de decisiones. Muchos de estos lo ven como un problema pasajero o algo sin importancia.
Por su parte, la directora de proyectos de Nosotras la Preferimos Sencilla, Andrea Cruz, en conversación con Reportar sin Miedo manifestó que Honduras sigue teniendo un limitado acceso a los recursos requeridos mientras se está en estos días. Al final es una violencia que atraviesa sus cuerpos, aseguró.
Expuso que es importante entender la pobreza menstrual desde el enfoque de derechos humanos. Es necesario, agregó, porque en el país muchas niñas y mujeres continúan sin agua en sus hogares, principalmente en la capital hondureña. Entretanto, otras no tienen acceso a la información necesaria y apoyo en las demás necesidades a las que se enfrentan.
“Creo que parte del desarrollo de las comunidades y los cuerpos es reconocer y visibilizar los procesos fisiológicos como la menstruación”. Agregó que los gobiernos deben responder desde la Secretaría de Salud y discutirlo desde el más alto nivel para brindar atención integral a todas las afectadas.
En lo que respecta a las jornadas laborales, Cruz considera que estos horarios están elaborados de acuerdo con los ciclos de los hombres y no desde la perspectiva femenina o con capacidad de menstruar. Esta situación se convierte en excluyente para esta población.
“Estamos viendo que muchas personas normalizan el dolor y el hecho de no tener productos menstruales. Esta situación debe tener respuesta del Estado”. Sin embargo, en Honduras y en muchos países de la región, ese no es el caso.
Aunque Cruz reconoce que es un avance hablar de salud sexual reproductiva desde los entes de gobierno, cuestiona el hecho de que se está sesgando el tema de la menstruación.
Un estudio de Nosotras la Preferimos Sencilla publicado en noviembre de 2022 hizo una serie de recomendaciones al Estado hondureño y a los tomadores de decisiones. A pesar de todo, siguen en espera de que las atiendan, como es el caso de muchas peticiones en el país.
Dentro de esas recomendaciones solicitan que las instituciones públicas y privadas provean la información y se comprometan a brindar espacios seguros en los que se pueda abordar de forma integral la salud y educación menstrual.
Recomiendan a cada institución pública o privada brindar un seguro médico de calidad para sus colaboradoras. También solicitan que cada persona menstruante cuente con el acceso a los servicios básicos de salud.
Asimismo exigen que las organizaciones que acompañan a mujeres en situación de vulnerabilidad tengan programas de acompañamiento contra la pobreza y el estigma menstrual.