Suficiente tenemos con los medios de comunicación recordándonos las dificultades a las que nos enfrentamos, cosas caras, inseguridad, falta de oportunidades y muchas más, pero lo que hoy quiero es hablarte de cosas básicas que debes recordar y para eso iremos al súper
Por Kate Orellana
Tegucigalpa, Honduras. Vaya, vaya. Miren a quién tenemos aquí. Me alegra saber que regresaste, bella personita, dejame contarte que el día de hoy iremos de compras al supermercado.
A ver, no hagas mala cara que ir al súper es entretenido, ¿cómo no te van a gustar los altos costos de la canasta básica? A mí me encanta que cada día los alimentos estén más caros y que no suban los salarios. Obviamente es sarcasmo.
Suficiente tenemos con los medios de comunicación recordándonos las dificultades a las que nos enfrentamos, cosas caras, inseguridad, falta de oportunidades y muchas más, lo menciono nada más para que sepas a lo que me refiero, pero lo que hoy quiero es hablarte de cosas básicas que debes recordar y para eso iremos al súper.
¿Por qué al supermercado? Porque se requiere hacer una lista para ir. La verdad yo nunca la hago y por esa razón es que siempre olvido que iba a comprar. Pero hoy la haremos.
Bueno, toma una libreta y anota o, si eres parte de la chaviza, sólo escríbelo en el chat de tu ex que te bloqueó. No pretendas mentirme, sé que no soy la única que alguna vez hizo eso, ¿te imaginas que un día de estos te desbloquee y vea toda una lista del súper? Qué chistoso.
Necesitamos leche, deslactosada si eres intolerante a la lactosa como yo, te recomiendo también comprar unos hongos, no, amistad, no de los que te hacen ver a Mickey Mouse bailar, mentira, hay mucha desinformación sobre los alucinógenos, el punto es que no hablo de drogas. Sobre todo, algo sumamente importante que sí o sí te debes llevar a casa es un descanso, sé que no tienes ni idea de en qué sección del supermercado encontrarlo, porque casi nunca nos tomamos un descanso.
Obviamente es una metáfora, por favor no vayas al súper a pedir descuento en un descanso sólo porque yo te dije que lo buscaras, no quiero que me veten de un súper, ya suficiente con que una vez me vetaran de Mall Galerías en San Pedro Sula, esa es otra historia, algún día te la voy a contar.
El punto es que necesitas un descanso y no me refiero a esos días donde no trabajas y te dedicas a solucionar otros problemas del día a día, me refiero a uno de esos donde despejas tu mente, donde te desconectas por un momento de las cosas abrumadoras, donde te pones de prioridad y te das un respiro de todo.
Entiendo que tomarse descansos a veces se vuelve un privilegio, vivimos atrapados en una rutina tan veloz, levantándose muy temprano en la mañana y acostándose muy tarde por las noches, siempre intentando solucionar algo.
Cuando no descansas adecuadamente, el cuerpo pasa factura y el monto a pagar se vuelve demasiado alto.
Eso fue lo que me dio a entender una compañera de trabajo cuando me contó sobre su operación y todo un proceso muy largo de recuperación por no prestarles atención a las señales que le indicaba su cuerpo a tiempo.
Yo me di cuenta de que necesitaba un descanso cuando fui a un conversatorio y escuché a otras compañeras activistas decir lo cansadas que estaban y lo mucho que les decepcionó no encontrar soluciones a eso.
Muchas veces las cargas laborales sin una buena gestión del tiempo nos llevan a agotarnos, eso es evidente, pero está bien si alguna vez pensaste en dejarlo todo, así como yo con mi activismo, no debes sentir culpa por eso.
Entonces me puse a analizar que mi irritabilidad, enojo y emociones negativas de esos días se debían a que no había descansado. Llegué al punto de pensar en renunciar a todo, incluso le mencioné a mi novia que estaba pensando trabajar en un call center con tal de no tener nada que ver con el activismo y, como si no fuese suficiente, luego entré en un episodio depresivo y, por más que quisiese ser productiva, no podía serlo.
Eso me hizo pensar varias cosas, una de ellas es que muchas veces las cargas laborales sin una buena gestión del tiempo, es decir, trabajamos y trabajamos sin descansar, nos llevan a agotarnos, eso es evidente, pero está bien si alguna vez pensaste en dejarlo todo, así como yo con mi activismo, no debes sentir culpa por eso.
Es el resultado del cansancio, de la decepción de sentir que quizá tú trabajas más que el resto o que tu trabajo no está obteniendo el resultado que esperas y es válido que te sientas así, pero también es una alerta de que necesitas descansar.
No es sano tomar decisiones impulsivas que son guiadas por las emociones, es decir, si estás triste, molesta o decepcionada y quieres tomar una decisión, date cinco minutos o el tiempo que consideres pertinente y si, después de calmarte o descansar, sigues pensando de la misma manera, entonces quizá es una decisión que deberías tomar. Te sorprenderá saber que muchas veces esos pensamientos cambian cuando esas emociones ya no están presentes y ahí es cuando puedes pensar las cosas con mayor claridad.
Y si ese cansancio ya nos hace daño a nosotras, créeme que también puedes herir a otras personas. Te voy a dar un ejemplo. Estaba tan abrumada con todo que a cualquier persona que me hablara le iba a responder mal, desde mi enojo, y esta persona no tenía la culpa, no había hecho nada malo, pero, como yo no estaba bien, eso me llevó a tratarla mal.
Ahora veámoslo desde otra perspectiva. Cuando identificamos que una persona está agotada y que está tratando quizá no de la mejor manera a otros, podemos elegir entre tres opciones:
- La primera es tratar de tener empatía y no tomárselo personal, acercarnos a esa personas y preguntar cómo podemos ayudarle.
- La segunda es ser un idiota, tomárselo personal y discutir con esa persona, empeorando nuestro día y aportando a empeorar la situación de la otra persona.
- La tercera es limitarse a hacer lo que te corresponde, sin involucrarte, porque también es válido si consideras que esa situación será agotadora para ti y prefieres no interferir.
¿Sabes qué otra cosa es indispensable para tu lista de supermercado? Recordar lo valiosa que eres. Esa la encuentras en la sección de cosas ricas, para mí sería la sección de los cereales, galletas y dulces porque me encantan mucho, la tuya podría ser la sección de los quesos, mariscos o cualquier otra.
Si te lo han dicho recientemente, déjame decirte que eres una persona afortunada por tener a alguien que te lo recuerde, si no, yo te lo digo acá.
Eres una persona muy valiosa, demasiado. Tienes un potencial increíble y no necesito conocerte para saber que eres una persona muy fuerte y no me refiero a levantar un máximo peso como quienes van al gimnasio, me refiero a que has atravesado muchas cosas, algunas que quizá nunca se la has contado a nadie y, a pesar de todo, aun cuando puede que a veces pienses en rendirte, no lo haces.
Seguir aquí es de valientes, levantarse cada mañana en un intento por sobrevivir es de personas fuertes, sacarle una sonrisa a tus familiares, amigos e incluso algún desconocido es de una persona maravillosa.
A veces no nos damos cuenta de lo que valemos para otras personas.
Por ejemplo, yo siempre uso una pulsera que me regaló mi amiga Tagny, siempre llevo un collar que me regalaron en México, utilizo los tenis que me envió mi abuela, el suéter que me regaló Dunia y duermo con la almohada de dinosaurio de mi hermano. Cuando estoy triste, recuerdo las palabras de motivación que me ha dado Diana, también el apoyo de Cesia y Acxel o los buenos momentos con Flor, Edgar y Hache. Sin contar lo feliz que me hace el ir a dormir y despertar al lado de la misma persona todos los días y de lo mucho que me ha ayudado a sanar sin que ella lo sepa.
Y así podría pasar un buen rato contando lo que diferentes personas han dejado en mí y no me refiero a cosas materiales, sino pequeños momentos con significados tan inmensos.
Si faltaras hoy, más de una persona te extrañaría. Muchas gracias por no rendirte, por seguir dando lo mejor de ti. Recuerda hacer tu lista del supermercado con las cosas que deben ser una prioridad en tu vida, el descanso debe ser una de ellas y en el top de la lista debes estar tú. Te aprecio y solo me queda por decirte: ¡eso, mamona!