De un balazo mataron a Michelle Torres durante el toque de queda del 2009 en San Pedro Sula, en el norte de Honduras, casi dos meses después del asesinato de la activista hondureña de Unidad Color Rosa
La Corte Interamericana de Derechos Humanos comenzó a escuchar hoy el caso de Hernández. En enero del 2011, Fergie también fue asesinada con arma de fuego. La primera en declarar en la audiencia virtual por el caso de Hernández fue la activista transexual Claudia Spellman. “La mayoría de las personas trans que se quedan en Honduras, mueren”, dijo.
Por Lourdes Ramírez, Telma Quiroz y Luis Vallecillo
Este artículo fue publicado originalmente en En Alta Voz y Reporteros de Investigación

San José, Costa Rica. Una historia de violencia, discriminación y muerte contó Claudia Dayanara Spellman Sosa, primera testiga en el día inicial de la audiencia virtual por el caso de la líder transexual hondureña Vicky Hernández asesinada durante el toque de queda por el golpe de Estado de 2009 en Honduras que depuso al presidente Manuel Zelaya para imponer el gobierno de facto de Roberto Micheletti.
Hernández, asesinada de al menos un balazo en la cabeza, murió entre la noche del 28 y la madrugada del 29 de junio de 2009 en la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras.
No es posible conocer todos los detalles de la muerte de Hernández, ya que, según sus familiares, las autoridades no le hicieron la autopsia después de alegar que era portadora del VIH. “Vicky no tenía ninguna cicatriz de autopsia. Solo sufrió un balazo en la cabeza. Pienso que por ser trans y ser una persona que vivía con VIH”, declaró la activista transexual Claudia Spellman en videoconferencia desde Estados Unidos, donde está asilada tras huir de la violencia en Honduras. “La mayoría de las personas trans que se quedan en Honduras mueren”, agregó Spellman.

El asesinato de Vicky Hernández se debió a su identidad de género y fue cometido por agentes estatales, según el equipo de abogados que ha demandado al Estado de Honduras por el crimen. El testimonio de la activista transexual Claudia Spellman fue uno de los momentos más dramáticos del primer día de la audiencia del caso “Vicky Hernández y otras versus Honduras”.
El relato de Spellman durante la audiencia, que se llevó a cabo de manera virtual debido a la pandemia del coronavirus, sacudió a los medios y a los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Vicky llegaba muchas veces a la organización [Unidad Color Rosa]”, dijo Spellman. “Fue arrestada y golpeada. Poníamos denuncias y nada procedía. Algo que me llamó mucho la atención fue que en abril del 2009 Vicky llegó con la cabeza vendada y con sangre y comentó que un guardia de seguridad le había dado un machetazo en la cabeza”.
Los hechos violentos contra Hernández se remontan a meses antes de su asesinato y repiten un patrón violento contra las mujeres trans hondureñas, especialmente contra las que se dedican al comercio sexual.

Spellman, quien conoció a Vicky Hernández en Guatemala en el año 2003, relató que volvió a encontrarse con ella en Honduras cuatro años después, cuando las dos coincidieron en las reuniones del Colectivo Unidad Rosa, situado en el barrio Cabañas, en el sureste de San Pedro Sula.
Hernández llegaba al colectivo a formarse en derechos humanos y a obtener los materiales para su trabajo como sexoservidora, un destino que ella comparte con muchas, si no la mayoría, de las mujeres trans a quienes las sociedad hondureña les ofrece rechazo en vez de un trabajo que las alejaría de las calles y del comercio sexual. “Como trabajadoras sexuales, no teníamos otras oportunidades laborales. Escogemos el trabajo sexual porque es una imposición social”, dijo la testiga.
La Policía, contó Spellman, es responsable de muchos de los actos violentos que sufren las trans hondureñas. “Sacaban sus pistolas para atemorizarnos, nos golpeaban con toletes, nos arrancaban las pelucas, nos desgarraban los vestidos. Es una realidad constante que vivimos en Honduras. Nos decían que éramos una mala imagen para la ciuda, que éramos hombres y no teníamos por qué vestirnos de mujer”.
En una sociedad eminentemente machista como la hondureña, que castiga a quienes son diferentes, el destino de muchas mujeres trans es la enfermedad o la muerte a balazos. La muerte violenta ha sido el destino de 117 mujeres trans desde 2009 hasta 2020 en Honduras.
Esa cifra incluye los asesinatos de Michelle Torres y Fergie, quienes eran dos de las testigas de la muerte de Vicky Hernández. Torres falleció de un balazo durante el toque de queda del 2009 en San Pedro Sula, casi dos meses después del asesinato de la activista de Unidad Color Rosa. En enero del 2011, Fergie también fue asesinada con arma de fuego.
La propia Claudia Spellman fue testigo presencial de un crimen cometido por elementos policiales hondureños. “Se bajaron cinco oficiales y nos arrestaron. Una de las chicas se rehusó. Tenía razón, pues no hacíamos nada malo, más que conseguir algo para vivir. El arma [de uno de los policías] se disparó. La bala pegó en el piso y le dio en el estómago. La chica fue llevada en la misma patrulla al hospital. La chica estaba custodiada por policías, según teníamos conocimiento, y lamentablemente murió”, contó la primera testiga de la audiencia virtual de hoy.
El asesinato de Vicky Hernández ocurrió en un contexto de violencia exacerbada por el golpe de Estado de 2009. “El país estaba en caos, militarizado”, relató Spellman. El 29 de junio, Spellman recibió una llamada para contarle que acababan de asesinar a Vicky Hernández. “Entré en shock”, dijo. “Con el golpe de Estado se disparó el número de muertes de mujeres trans. Nos hace vulnerables estar en la calle bajo el control de la Policía. Falta una ley que nos reconozca”.

“La Corte podrá pronunciarse por primera vez sobre la responsabilidad estatal por la muerte de una mujer trans y desarrollar jurisprudencia en materia de violencia contra las personas LGBT (lesbianas, gay, bisexual y trans) con énfasis en mujeres trans, teniendo en cuenta el contexto”, declaró en la audiencia el presidente de la CIDH, Joel Hernández.
El titular de la CIDH agregó en la audiencia que hay “fuertes indicios de la participación estatal en los hechos” y que tras más de una década no ha habido una investigación diligente y el caso sigue en la impunidad.
El perito peruano Carlos Zelada afirmó que ese contexto de violencia contra personas LGBTI afecta particularmente a las mujeres trans por razones de su identidad de género.
Zelada detalló datos recopilados por organismos de Naciones Unidas, la CIDH y organizaciones no gubernamentales hondureñas, que determinan que entre 1994 y 2019 han sido asesinadas al menos 350 personas LGBT en Honduras.
Según el experto, entre 1994 y 2008 hay registro de 20 asesinatos de personas LGBT, y a partir del golpe de Estado los números crecieron. En el escenario del golpe de Estado, en siete meses se contabilizaron 29 de esos crímenes, de los cuales 15 correspondieron a personas trans, detalló Zelada.
En total, 10 de esas víctimas estaban relacionadas con la organización Unidad Color Rosa de la que formaba parte Vicky Hernández, según el perito. “En ningún caso hay avances significativos en la investigación”, aseveró Zelada.
Delito de transfemicidio
La psicóloga argentina Marlene Wayar fue la segunda perita del caso, citada para exponer sobre el rol del Estado como nexo causal de violencia sistemática hacia personas trans y para desplegar el transfemicidio como categoría con el fin de conceptualizar los crímenes basados en prejuicio por identidad o expresión de género.
“El transfemicidio es un crimen que le cabe a quien mata a una persona por su identidad de género o expresión femenina y es cometido a través de violencia de género y por prejuicios. El transfemicido y transvesticidio además resulta cuando existe impunidad en la investigación o la falta de correspondencia cuando se hace referencia a cuando es un crimen pasional o una pelea callejera y una trifulca que corresponde a las circunstancias estructurales de presión a las que nos encontramos sometidas”, expresó Wayar. Señaló que Vicky Hernández “enfrentó a un Estado que nunca reconoció su identidad de género”.
“La importancia de abordar estos crímenes como transfemicidios es nombrar su especificidad, donde se desprenden desafíos para el Estado en prevención y erradicación de estos crímenes. De lo contrario solo nos estaríamos dirigiendo a lo punitivo”, enfatizó la argentina.
Mañana es el segundo día de audiencia y se espera que Merilin, hermana de Vicky, y su madre Rosa Argelia Hernández Martínez declaren, así como el abogado penalista Edgar Fernando Pérez Archila.
Este artículo se publica en el marco de una alianza entre Reportar Sin Miedo y En Altavoz y Reporteros de Investigación
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