“Ya me voy a morir, pero el propósito es dejar a mis hijos donde queden bien”. Así justifica Juvencio Zavala la razón por la cual escapó de Honduras
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Juvencio Zavala Gutiérrez es un hondureño originario de San Pedro Sula. Vivía con su familia en la colonia San Francisco, sector de La Planeta. Son una de las miles de familias estremecidas por la reciente crisis de la COVID-19 y los huracanes Eta y Iota que azotaron la zona norte del país.
Él y su familia intentaron salir de Honduras por El Florido, Copán, una de las tantas fronteras hondureñas. Pero no los dejaron pasar porque sus hijos no tenían pasaporte.
Obtener un pasaporte hondureño por cinco años tiene un costo de US$35.00 (843.14 lempiras), que es la tarifa más baja, pero, si es por diez años, tiene un valor de US$50.00 (1,204.49 lempiras).

En el caso de la familia sampedrana, debían pagar alrededor de 2529.42 lempiras por sus tres hijos. El señor Zavala se pregunta: “¿Cómo vamos a sacar pasaporte en la vil desgracia?”. Es por esta razón que decidieron partir, ateniéndose a las consecuencias.
Al ser detenidos y negarles el paso en El Florido, un guardia se les acercó y les comentó que debìan haberse ido por Agua Caliente, ya que tenían más posibilidades de salir del país por ese otro extremo.
Le creyeron al oficial de policía y regresaron el viernes 15 de enero de El Florido. Salieron de La Entrada, Copán, con rumbo a la frontera de Agua Caliente. En el trayecto fueron víctimas de un asalto que los dejó sin un lempira en sus bolsillos.
Al llegar a la frontera de Agua Caliente, se dieron cuenta de que no les habían mentido. Los oficiales les extendieron un permiso de ingreso, a pesar de que sus tres hijos no andaban pasaporte. En estos momentos se encuentran en la Casa del Migrante en Ciudad de Guatemala, Guatemala.
Don Juvencio se queja del Gobierno hondureño porque no recibieron ningún tipo de apoyo, ni siquiera en plena crisis de los huracanes Eta y Iota.
“El recorrido ha sido duro. No ha sido fácil. Nos vinimos por la pura necesidad. Quedamos sin propiedades, quedamos sin casa, sin enseres, sin esperanzas. No hay trabajo. No hay una forma de hacer negocio”, comenta, sentado en una acera.
El destino del don Juvencio y su familia no es alentador. Tienen la esperanza de llegar a Estados Unidos para vivir con dignidad y tranquilidad.
“Nos da pesar, dolor y tristeza dejar nuestra familia porque tenemos allá, pero buscamos vivir en un lugar tranquilo donde se respetan las leyes, donde hay tranquilidad, paz y justicia, donde haya apoyo para la gente necesitada”, expresó durante la entrevista.
Según datos del Banco Central de Honduras (BCH), a causa de los problemas derivados de la COVID-19, el producto interno bruto se reducirá entre 7 y 8 por ciento.
Henry Rodríguez, jefe de la carrera de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), explicó que, por cada punto porcentual negativo en el crecimiento económico, la cantidad de pobres en Honduras se incrementará en unos 100 mil. Honduras necesita acciones rápidas. De lo contrario, aumentará el flujo de migrantes con rumbo al norte del continente americano.