La población LGBTIQ+ continúa resistiendo en Honduras, aunque está decepcionada de quienes consideraba sus aliados políticos
Por Kevin Contreras
Tegucigalpa, Honduras. Desde el fatídico golpe de Estado de 2009, las disidencias sexuales han acompañado a la resistencia. Lo han hecho en cada movilización y en todas las luchas sociales hasta incidir en que el Partido Libertad y Refundación (Libre) esté hoy en el poder.
Y pese a que son pocos los pasos que en una sociedad y un Estado conservador se han dado para la inclusión de políticas públicas en favor de la población LGBTIQ+, esta ha continuado movilizándose con los movimientos sociales que día a día resisten en Honduras.
Durante los desfiles patrios de 2022, cuando por primera vez ingresó al estadio Nacional con la resistencia, la disidencia sexual fue brutalmente señalada, agredida y hasta marginada.
La clase “moralista” las consideró “inmorales” por su vestimenta, pero esa misma clase es la que “disfruta” de ver año tras año a las jovencitas menores de edad por sus atuendos cortos, sacando al pedófilo que llevan dentro.
Pese a que el Gobierno del Partido Libre es considerado progresista y de izquierda, ha permitido que esos discursos de odio se multipliquen en lo que va de esta gestión de la presidenta Xiomara Castro.
Incluso ciertos funcionarios del gabinete de Castro han replicado dichos discursos en contra de las personas diversas. De esa manera han irrespetado hasta al sector de Libre que es parte de la población LGBTIQ+ y trabaja con la mandataria en la refundación del país destrozado por el Partido Nacional.
La campaña antiderechos culminó con el veto de la Ley de Educación Sexual Integral que no consideran “adecuada” para nuestros niños y niñas que urgen de educación sexual
Un ejemplo de ello es cómo Honduras ha retrocedido en derechos sexuales y reproductivos para complacer a la clase religiosa y conservadora y a un partido político de ultraderecha.
Su campaña antiderechos culminó con el veto de la Ley de Educación Sexual Integral que no consideran “adecuada” para nuestros niños y niñas que urgen de educación sexual.
Pese a ello, la población LGBTIQ+ continúa resistiendo en Honduras, aunque está decepcionada de quienes consideraba sus aliados políticos.
A pesar de todo, las disidencias sexuales siguen marcando historia al ondear con orgullo la bandera inclusiva y exigir respeto a las autoridades del país para detener los discursos de odio y crear mejores oportunidades para todas y todos.
Honduras debe marcar un antes y un después en inclusión y respeto para los movimientos que durante años han sido excluidos por el sistema opresor y patriarcal.
Es urgente que el país imponga políticas públicas que de verdad se implementen y no sólo se queden en encuentros en lujosos hoteles llenos de personas señaladas por replicar día a día con sus acciones y palabras odiantes y por seguir haciendo politiquería barata a costa de la población LGBTIQ+.
Cada año soñamos con que la independencia del país sea para celebrar la libertad de cada hondureño y hondureña con mejores oportunidades y verdadera inclusión.