Edwin Janinie Cruz Mejía instrumentalizó la orientación sexual gay de su pareja Wayland Kensey Woods McNab para extorsionarlo y asesinarlo en las playas de Cuyamel, La Ceiba. Siete años después del hecho “se hizo justicia”, dicen sus familiares
Por Dunia Orellana
Contribuyeron con este reportaje Rubén Escobar de En Altavoz y Dennis Arita de Reportar Sin Miedo
San Pedro Sula, Honduras. Wayland Kensey Woods McNab llegó el 31 de mayo del 2017 a las playas de la aldea de Cuyamel, en La Ceiba. Cuando se bajó del carro, la alegría volvió a su rostro al ver que los secuestradores habían liberado a su novio Edwin Janinie Cruz Mejía. Segundos después, dispararon tres veces contra Wayland. Dos balazos a la cabeza y uno en el hombro izquierdo lo asesinaron instantáneamente.
Un día antes, el 30 de mayo, Wayland McNab, de 34 años de edad, había llegado de Roatán. Se encontraba a eso de las 9 de la noche en el parqueo de una gasolinera muy cerca del apartamento donde vivía con su pareja en la colonia El Toronjal, en La Ceiba, cuando dos personas fuertemente armadas se llevaron a la fuerza a Edwin Janinie Cruz y luego pidieron un rescate por él.
En el estacionamiento de esa colonia ya los estaban esperando, dentro de una camioneta, dos cómplices de Edwin Janinie: Kerry Lacayo y una persona conocida únicamente como “Pichete”.
“Ellos estaban afuera, en una camioneta Mitsubishi Montero, conducida por una joven, a la espera de una señal de Edwin Janinie Cruz para entrar al apartamento y simular un secuestro, haciéndole creer (a Wayland McNab) que la vida de Edwin corría peligro”, relató la fiscal encargada del caso durante el juicio oral y público en enero del 2024.
Minutos después, los dos hombres ingresaron al apartamento y se llevaron “por la fuerza” a Edwin Janinie, advirtiéndole a su pareja que si lo quería volver a ver tenía que entregarles dos millones de lempiras. Este les respondió que lo haría al día siguiente porque en ese momento los bancos estaban cerrados y no disponía de tal cantidad en efectivo.
Entregó el dinero y lo mataron
La mañana del 31, Wayland McNab había retirado dos millones de lempiras de dos bancos para pagar a los secuestradores. Lo que no sabía era que se trataba de una trampa ideada por Edwin Janinie para extorsionarlo, asesinarlo y huir con su dinero a Estados Unidos.
Una vez con el dinero en su poder, lo citaron para verse en un sitio solitario de la playa de Cuyamel, en La Ceiba. Allí, Kerry Lacayo y “Pichete” sacaron del vehículo a Edwin Janinie e hicieron el simulacro de entregarlo, pero cuando ya estaban cerca de Wayland, Kerry Lorenzo le disparó al empresario.
Edwin Janinie había planeado asesinar a Wayland en cuanto este llegara a la playa, ya que había enviado un mensaje a sus cómplices, relató una testigo del caso.
La mujer, quien también mantenía una relación íntima con Edwin Janinie, testificó que este la obligó a seguir a Wayland McNab mientras retiraba el dinero para salvarle la vida a su novio.
El 31 de mayo, las autoridades reconocieron el cuerpo sin vida de Wayland en una playa de Cuyamel.
“Matan a Wayland Woods McNab, primo del alcalde de Roatán, Isla de la Bahía, Ronnie Richard McNab” fue uno de los titulares noticiosos del día siguiente.
Wayland era primo del empresario naviero, exdiputado liberal y actual alcalde de Roatán, Ron McNab.
Instrumentalizaron su identidad sexual
Wayland McNab era un joven empresario que trabajaba en varios negocios de su familia en las ciudades de La Ceiba y Roatán. Su relación con Edwin Janinie comenzó en 2012 y terminó en el 2017 con el asesinato de Wayland. Durante esos cinco años tuvieron varias rupturas y reconciliaciones.
Según varios testigos, Wayland pagaba los gastos de la universidad y hasta la manutención de la hija que su novio Edwin Janinie tenía con otra pareja.
Lo que le sucedió a MacNab es uno entre muchos casos documentados de personas de las disidencias sexuales que son víctimas de la instrumentalización por la orientación sexual para robarles o extorsionarlas. Estos fenómenos pasan con mayor frecuencia en Estados como el de Honduras donde no se garantizan los derechos para las personas LGBTIQ+.
“Este caso es un claro ejemplo de cómo estos hombres se aprovechan de la situación de vulnerabilidad en que el Estado pone a las personas LGBTI+ para sacarles dinero, robarles, estafarlos y extorsionarlos en una sociedad que nos discrimina”, expresó a Reportar Sin Miedo Indyra Mendoza, coordinadora de la Red Lésbica Cattrachas.
“No hay leyes que nos protejan”, agregó Mendoza, quien desde la sociedad civil ha colaborado en el caso con la familia y las autoridades hondureñas a partir del año 2020.
“No importa de dónde venga el delito, se debe hacer justicia, no podemos esperar que las personas LGBTI+ siga siendo asesinadas”, enfatizó Mendoza, quien lamentó que las autoridades estatales no muestran ningún interés en disminuir la impunidad en los crímenes contra las poblaciones disidentes, ni en diseñar políticas públicas para reducir las acciones de odio.
En Honduras, las disidencias sexuales no tienen derechos civiles que incluyen cambio de nombre, donación de sangre y uniones igualitarias.
El Estado les niega ampliamente estos y otros derechos a pesar de que hay sentencias como la de Vicky Hernández y la opinión consultiva 24/17 que recomiendan ofrecer garantías esenciales para estas poblaciones.
Justicia siete años después
Han pasado casi siete años desde el asesinato de Wayland McNab. Fue hasta enero y febrero del 2024 cuando la justicia hondureña llevó a Edwin Janinie Cruz a juicio oral y público. En esas fechas, el tribunal de sentencia de San Pedro Sula lo condenó a prisión de por vida por considerarlo responsable de planificar y dar muerte a su novio basándose en el delito de extorsión agravada.
La justicia aplicó la máxima pena en Honduras basándose en el artículo 97 de la Constitución de la República.
La ley establece la pena de privación de la libertad a perpetuidad para delitos en cuya comisión concurran circunstancias graves, ofensivas y degradantes que por su impacto causen conmoción, rechazo, indignación y repugnancia en la comunidad nacional.
La condena de McNab se debe al enfoque diferenciado y la perspectiva de género que el Poder Judicial aplica en algunos casos de poblaciones en situación de vulnerabilidad como las mujeres y personas LGBTI+.
Edwin Janinie Cruz evadió a la justicia durante más de cinco años en Estados Unidos. Las autoridades lo detuvieron en Carolina del Norte tras una infracción de tráfico con una orden de captura emitida en noviembre de 2017. La Interpol logró ubicarlo en Norteamérica, de donde lo deportaron en marzo de 2022 a San Pedro Sula, Honduras.
Según el observatorio de Violencia Social y de Géneros de la Red Lésbica Cattrachas, la impunidad en los crímenes contra de las disidencias sexuales es del 91 por ciento. En el 2023 fueron asesinadas 50 personas LGBTI+, de estas 20 eran trans, 18 gays, 12 lesbianas y una persona trans está desaparecida.
En enero de 2024 se registraron dos personas asesinadas, pero todavía está en investigación su identidad y orientación de género.
Nicole Cerrato, integrante del Observatorio de Cattrachas, explicó que el 2023 fue el año más violento para las personas LGBTI+ en Honduras.
“Hemos observado un aumento muy alarmante de violencia y asesinatos para nuestra comunidad. Pedimos injusticia y que no queden esos casos en impunidad”, enfatizó Cerrato, quien detalla que en el país se da una cultura de odio alimentada por los discursos de políticos y sectores del fundamentalismo religioso, lo que se complementa con la poca efectividad de las autoridades policiales y de los órganos de justicia.
Libre por nuevo Código Penal
En enero de 2021, el Tribunal de Sentencia de San Pedro Sula condenó a Kerry Lacayo por el delito de extorsión en perjuicio de Wayland con la condena de 10 años de prisión. Sin embargo, desde diciembre de 2022, Kerry está gozando de libertad condicional a través de una fianza.