Medios de comunicación que insisten en usar el nombre de nacimiento y una justicia que ignora el agravante por identidad de género marcan el asesinato de la mujer trans Imperia Reyes
Por Nazareth Gómez
Tegucigalpa, Honduras. El asesinato de Imperia Reyes Castillo, ocurrido el 8 de agosto de 2025, volvió a dejar en evidencia las prácticas revictimizantes de los medios de comunicación y las falencias del sistema de justicia hondureño en el tratamiento de crímenes contra personas LGBTI.
A pesar de que su nombre asumido y reconocido era Imperia Reyes Castillo, gran parte de la cobertura mediática se refirió a ella por su nombre de nacimiento. De esa manera negaron su identidad de género y perpetuaron una violencia simbólica que persiste incluso después de la muerte. Este irrespeto es una forma de “pornomiseria”, donde se explota el morbo y la imagen de las víctimas para atraer audiencia sin considerar la dignidad y los derechos de la persona.
Una vida dedicada a los demás
Imperia vivía desde hace muchos años en la colonia Bográn de San Pedro Sula, donde era conocida y apreciada por su labor como cuidadora de animales en situación de calle: los alimentaba, los esterilizaba y gestionaba su adopción. Sus vecinos la llamaban con cariño “La Moi”.
Sin embargo, en la mayoría de las notas de prensa, su vida y su trabajo comunitario quedaron relegados frente a un relato policial centrado en el crimen, sin mención del contexto de violencia que enfrentan las personas trans en el país.
Violencia que se repite
El caso de Imperia se suma a una serie de hechos violentos ocurridos en la misma semana. Así, el 4 de agosto de 2025 fue asesinado en El Porvenir, Atlántida, la pareja sentimental de otra mujer trans.
Estos crímenes, con posibles vínculos a la violencia por prejuicio, no son investigados bajo la figura de crimen de odio. La investigación de Imperia avanza como un homicidio común, sin el agravante por orientación sexual o identidad de género que contempla la ley.
Impunidad estructural
Las cifras muestran la magnitud del problema. Entre 2021 y 2025 se registraron 175 muertes violentas de personas LGBTI y cinco desapariciones. Mientras tanto, del 2017 al 2025, el total asciende a 300 muertes y seis desapariciones.
De esos 300 asesinatos, solo 24 han obtenido sentencias condenatorias y ninguna ha incorporado el agravante por orientación sexual e identidad de género. Esto significa un 92% de impunidad.
Además, 50 casos siguen judicializados sin sentencia y 226 permanecen únicamente en etapa de investigación.


Una deuda pendiente
El asesinato de Imperia Reyes no solo representa la pérdida de una vida, sino también un reflejo de cómo la prensa y las autoridades contribuyen a la invisibilización y la impunidad.
Mientras los medios se niegan a reconocer su identidad, la justicia sigue sin investigar estos crímenes con el enfoque que la realidad exige.



