Más de veinte medios replicaron ataque al pastor Mario Banegas, pero pocos hablaron de las amenazas de muerte contra el periodista Kevin Contreras
Dunia Orellana
Tegucigalpa, Honduras. Un pastor golpeado con un objeto en la cabeza y un periodista amenazado por su cobertura electoral marcaron hoy un nuevo capítulo de tensión y violencia en una Honduras desigual que prioriza a unos y deja en silencio a otros. Estos hechos se desatan justo cuando en el inicio de un crucial escrutinio especial de votos, envuelto en acusaciones de fraude y desconfianza institucional.
La jornada comenzó con un acto de fe que terminó en agresión.
El pastor Mario Banegas, presidente de la Asociación de Pastores de Honduras, y un grupo de líderes evangélicos encabezados por Gerardo Irías, presidente de la Confraternidad Evángelica, se dirigía al Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) —el centro logístico donde se resguarda el material electoral— para orar por la paz y la agilización del proceso. Su intención era pedir que el país encuentre pronto una salida pacífica de la crisis postelectoral.
Sin embargo, cuando intentaron ingresar, los interceptó un grupo que los agredió verbal y físicamente.
“Al pastor Mario Banegas le lanzaron una piedra en la cabeza”, denunció Irías, quien además criticó la inacción de la Policía Nacional presente en el lugar. “No hizo nada, ni tan siquiera metieron la mano para defenderlos”. Sin embargo, Reportar Sin Miedo no pudo verificar si el objeto con el que golpearon a Banegas era una piedra.
Banegas, con una herida en el cráneo, fue llevado a un centro médico y horas después dio declaraciones a los medios, el religioso aclaró que no culpaba al partido Libre, sino a “actores intelectuales” como el expresidente “Manuel Zelaya y Rixi Moncada”.
Amenazan de muerte a columnista de RSM
Paralelamente, se conoció la amenaza contra la vida del periodista independiente Kevin Contreras, colaborador y columnista de Reportar Sin Miedo, quien ha cubierto de cerca las irregularidades del proceso.
La intimidación contra él se suma a un clima de creciente hostilidad hacia la prensa que informa sobre las controversiales elecciones. La madrugada del domingo, Contreras también sufrió un atentado fallido de un motociclista cuando salía de un lugar público en Tegucigalpa.

Además, Contreras recibió hoy jueves una serie de mensajes anónimos. “A uno por uno les voy a meter un balazo… Te vas a morir…”, escribió el autor de los mensajes. Este incidente evidencia un ambiente de intimidación extrema contra quienes informan sobre el proceso.
En un país donde matan, amenazas y agreden a periodistas a diario hemos visto la desigualdad del abordaje de los medios. De hecho, el Colegio de Periodistas de Honduras acude al llamado de los medios y periodistas corporativos, como en el caso de la supuesta amenaza contra Renato Álvarez, de TVC por parte del exgeneral Roosevelt Hernández, ahora actual secretario de Defensa. Sin embargo, no actúa igual con los periodistas independientes, como en las amenazas contra Kevin.
Reportar Sin Miedo ha documentado dentro de su equipo cuatro acciones de violencia postelectorales, dos contra Kevin Contreras, amenazas y campañas de desprestigio contra Brenda Arguedas, colaboradora independiente, y robo de equipo y asalto contra Dunia Orellana en su espacio de espacio de trabajo.
El escrutinio inició tarde
Estos hechos de violencia ocurrieron en las puertas del mismo lugar donde, horas después, debería haber empezado un proceso clave para despejar la incertidumbre: el escrutinio especial de las 2,792 actas con inconsistencias que aún no han sido computadas.
Según proyecciones del candidato opositor Salvador Nasralla, en esas actas podría haber más de 500,000 votos, suficientes para alterar una contienda donde Nasry “Tito” Asfura lidera con apenas un 1.35% de ventaja.

A pesar de que representantes de los partidos acordaron el miércoles iniciar el recuento hoy y de que escrutadores del Partido Liberal y de Libre se apostaron desde temprano en el Infop, el recuento comenzó a las 3:40 p.m.
El conteo había sido pospuesto en varias ocasiones desde el 13 de diciembre debido a la imposibilidad de instalar las juntas de escrutinio y a disputas entre representantes partidarios.
Un país al borde del plazo límite
Mientras la violencia estallaba en la calle y la logística electoral se trabaja, la incertidumbre institucional se profundizaba.
El país avanza hacia el plazo límite del 30 de diciembre, cuando el CNE debe presentar los resultados oficiales. Si no se cumple, la Constitución establece que el Congreso Nacional debe resolver la elección, pero el Congreso se encuentra paralizado por una crisis interna. Su presidente, Luis Redondo (Libre), no ha convocado a sesiones plenarias desde agosto y gobierna mediante una Comisión Permanente de apenas nueve diputados, cuyo alcance legal es cuestionado.
Frente a este panorama, la presidenta Xiomara Castro salió hoy a declarar que reconocerá al ganador que sea oficializado por el CNE y garantizó un traspaso de mando “pacífico” para el 27 de enero de 2026. Sus palabras, sin embargo, contrastan con la realidad de un día donde la piedra sustituyó al diálogo y la fuerza pública pareció espectadora.
Llamado urgente en medio de la polarización
Organizaciones de la sociedad civil, como el Cespad, lanzaron un llamado urgente a la sensatez, advirtiendo sobre el riesgo de una “escalada de conflictividad social e institucional”. Exigieron el cumplimiento estricto de la ley electoral, la garantía de igualdad para todos los partidos en el escrutinio y una actuación neutral y proporcional de las Fuerzas Armadas.

La crónica de este jueves en Tegucigalpa quedará marcada por dos imágenes: un pastor sangrando frente a un centro de custodia electoral y un periodista amenazado por hacer su trabajo. Ambas son el reflejo de una nación que, a pocos días de un plazo constitucional crítico, ve cómo la tensión y la desconfianza opacan cualquier intento de resolver en las urnas lo que la calle y los pasillos del poder parecen estar dirimiendo por otros medios.



