Son siete hombres gays y una mujer bisexual. Todxs pertenecen al Partido Libre. Los une su valentía al lanzarse a la aventura política a pesar de la discriminación y la intolerancia históricas contra los grupos diversos
Por Dunia Orellana
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Ocho precandidatxs que ofrecen ideas refrescantes a los votantes. Quieren ser congresistas para darles un giro a los colectivos LGBTIQ+ de Honduras. Ningunx de ellxs tiene reparos en reconocer abiertamente su orientación e identidad de género.
Lxs ocho quieren dejar huella en las elecciones primarias que este domingo 14 de marzo se llevarán a cabo en un país dividido por los escándalos de corrupción. El más reciente de ellos salpicó a casi cien periodistas acusados de recibir dinero a cambio de propaganda a favor del gobierno de Juan Orlando Hernández. Además se ha señalado al presidente y otros líderes políticos hondureños de recibir dinero del narcotráfico en un juicio en Nueva York contra Geovani Fuentes.
Una es mujer bisexual y los otros siete son hombres gays. La palabra clave para este grupo de aspirantes políticos es diversidad. En una Honduras marcada por el bipartidismo y la sequía de ofertas políticas, ofrecen propuestas tan diversas como ellxs mismos.
Abrir espacios para todxs, incluyendo lxs hondureñxs diversos y las minorías, y crear leyes antidiscriminación son solo dos de las ofertas que estxs precandidatxs ponen sobre la mesa de lxs votantes hondureños.
Todxs pertenecen a Libertad y Refundación, el partido hondureño que ayudó a fundar Manuel Zelaya Rosales, depuesto en el golpe de Estado de 2009 para instalar el gobierno de facto del propietario de autobuses Roberto Micheletti.
A los partidos tradicionales hondureños les falta apertura para que sus representantes que aún están en el clóset se decidan a manifestar libremente y en público su sexualidad. Mientras eso sucede, lxs ocho precandidatxs que hoy presentamos dan una lección de valentía y alta autoestima.
Si unx de lxs ocho se convierte en candidatx, tendrá que afrontar la violencia que en 2020 dejó veinte muertes LGBTI, el desplazamiento agravado por cientos de contagiadxs de coronavirus, las consecuencias de dos huracanes que se abatieron sobre Honduras en menos de quince días a finales de 2020 y las audiencias por el caso del asesinato transfóbico de Vicky Hernández.

Ana Lucía Pérez Armijo
Movimiento FRP
“Ya estoy haciendo historia”, asegura esta precandidata a diputada nacida en el departamento de Francisco Morazán. Lo está logrando al ser una mujer abiertamente bisexual graduada en Mercadotecnia y con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos que trabaja con varias organizaciones nacionales e internacionales.
A los 33 años, Ana Lucía cree en la necesidad de crear leyes de sobre la identidad de género, matrimonio igualitario y aborto libre. “Estoy a favor del matrimonio y las adopciones igualitarias”, afirma.
Es un desafío, según ella, enfrentarse a una sociedad hondureña mayormente cristiana para la cual pertenecer a los grupos LGBTIQ+ es un pecado. “Dentro de la planilla he recibido ataques de personas cristianas”, recuerda.
Ana Lucía es una mujer progresista “cansada de los engaños” que ha aprendido que lxs hondureñxs quieren cambios. “La gente en general es noble”, dice.

Víctor Grajeda Rodríguez
Movimiento FRP
“Tengo un salón de belleza”, dice el precandidato a diputado suplente Víctor Grajeda, emprendedor sampedrano de 30 años de edad que junto con su pareja ha levantado un negocio propio.
“En mi tiempo libre trabajo en decoración”, agrega este hombre abiertamente gay nacido en cuna humilde, quien tuvo que trabajar desde pequeño para sobrevivir en la violenta ciudad de San Pedro Sula.
Víctor lamenta la falta de diversidad que ofrecen los partidos políticos hondureños. Como ejemplo, señala que no hay una sola mujer trans entre los precandidatos de las primarias. Pero las trans por su expresión de género están entre los grupos que más chocan con la tradicional sociedad hondureña. “No podemos tener una expresión de género abierta porque sufrimos discriminación”, dice Víctor.
Para él, la oportunidad de ser precandidato es única. “No podía dejarla atrás. Nos permite crear una representación digna y transparente”. No ser un político de clóset es, para Víctor, desafiar al sistema. “Busco abrir espacios y descartar la disciminación por la orientación o la identidad sexual”, asegura.

Isaac Manuel Sarmiento Rosales
Movimiento 5 de Julio
Precandidato a diputado originario de La Ceiba, en el Atlántico de Honduras, tiene 37 años de edad y es abiertamente gay. Graduado universitario con un máster en Administración de Empresas, participa por primera vez en elecciones primarias.
“Nunca me había interesado la política”, confiesa. “Pero pensé que necesitamos un cambio y debemos ser parte de él. Por eso me decidí a ser precandidato”. Isaac espera que su participación en estas primarias abra el camino a futuras precandidaturas diversas.
“Esperamos hacer un cambio”, agrega. “Lo que me motiva es ayudar al pueblo”.
Isaac es fundador de una ONG con la que impulsa proyectos de desarrollo en zonas vulnerables de la región donde vive. Logró vencer el miedo inicial de lanzarse en busca de un puesto en el Congreso hondureño porque sabe que solo con valentía podrá incidir para que otros hombres gays y personas de la diversidad sexual sigan su ejemplo y cambien las leyes que oprimen a sus colectivos.

Darwin Pérez
Movimiento FRP
Defender los derechos de las poblaciones garífunas, en especial de la juventud afrodescendiente hondureña. Eso es lo que propone Darwin Pérez si obtiene los votos para convertirse en precandidato a diputado.
Orgullosamente gay, pero sobre todo apasionado de la defensa de los derechos de los garífunas, Darwin, de 36 años, es un nativo de Iriona, Colón, en el litoral norte de Honduras. “Voy a velar por que el presupuesto se invierta en la gente”, afirma con una convicción ejemplar.
“Siempre he caminado con la frente en alto con mis raíces”, dice. “Ya aprendí a lidiar con la discriminación. Es una lucha continua”.

Deninson Javier Escalante Euceda
Movimiento Nueva Corriente
Aunque es el más joven de lxs ocho precandidatxs, con apenas 22 años de edad, Deninson no solo es precandidato a diputado, sino además defensor de derechos humanos. “Honduras es uno de los países más violentos del mundo y el 66% de su población vive en pobreza. La defensa de los derechos humanos es trascendental y peligrosa para quienes ejercemos este trabajo”, explica Deninson.
En un país donde no hay políticas públicas de desarrollo humano integral de las niñas, niños y adolescentes, la lucha contra la desigualdad es esencial, según el joven político originario de Choluteca, en el sur de Honduras. Los problemas de los hondureños en general se multiplican por dos en el caso de la población LGBTIQ+ a la que Deninson representa desde su visión de hombre abiertamente gay.
La juventud diversa, dice, debe elegir su presente y su futuro. “Quiero crear espacios para los históricamente olvidados e invisibilizados en la sociedad hondureña porque no solo es ganar elecciones, sino construir una sociedad libre, diversa y justa”.

Kevhin Ramos
Movimiento Somos Más
Con 26 años, es uno de los más jóvenes de lxs ocho precandidatxs. “Todavía imperan el fundamentalismo religioso y la discriminación y la violencia están a la orden del día”, se queja este estudiante de Psicología, abiertamente gay, que busca un puesto como diputado suplente por Comayagua.
Para contrarrestrar estos problemas, Kevhin propone impulsar políticas públicas contra el machismo y la ola de violencia. “Queremos pasar del discurso a la acción y crear leyes contra la discriminación”, dice.
Kevhin también aspira a convertirse en el líder de la juventud de Libre. Sin embargo, sabe que la situación de lxs hondureñxs es complicada porque en el país todavía prevalecen el fundamentalismo religioso, la discriminación y la violencia hacia las comunidades LGBTIQ+.
Como parte de su agenda propone crear una ley que permita a la población empoderarse en temas de género y diversidad sexual, étnica, cultural y social.

Donny Reyes
Movimiento FRP
“Estoy en la casilla 15”, dice con orgullo Donny, precandidato a diputado por Francisco Morazán.
A sus 45 años, Donny Reyes sostiene que participar en política es “buscar el ejercicio ciudadano como hondureño de primera clase. Significa tener esperanza y enfrentarse a las estructuras de poder”. Aunque siente que él, como hombre gay, y los demás políticos LGBTIQ+ están en condiciones desiguales, “van dando la batalla”.
Derribar el marginamiento histórico, la discriminación, la violentación del derecho a salud, educación y vivienda. Ese es el trabajo que Donny planea hacer a favor de los colectivos LGBTIQ+ y de todos los hondureños. Pero sabe que los partidos tienen una apertura casi inexistente y que la diversidad sexual, además de chocar con la pobreza y la violencia, lucha contra el trato desigual en los partidos políticos.
Donny es un hombre gay ambicioso en el buen sentido de la palabra. Su plan de trabajo abarca la creación o reforma de al menos quince leyes, que incluyen normativas de educación integral, de equidad, de vivienda, de contratación por méritos y de identidad de género.

Javier Carrington
Movimiento POR
El precandidato a diputado suplente por el partido Libertad y Refundación es multifacético. Dirige campañas en pro de la diversidad y de la niñez, graba programas de radio y se mantiene activo en redes sociales
Graduado en Psicología, Javier Carrington Arauz está orgulloso de ser gay y afrodescendiente. “Levanto las dos banderas”, dice.
Javier, sampedrano gay y afrodescendiente, de 28 años de edad, caza al vuelo cualquier oportunidad para hablar de su procedencia popular y sus planes políticos. Nacido en el sampedrano barrio Morazán, después de criarse con su abuela y su tía, se independizó.
“En la universidad no tuve problemas con mi sexualidad porque soy muy abierto, platico con muchas personas y me siento cómodo”. Javier derriba los estereotipos sociales y familiares, entre otras razones porque se graduó en Psicología. “Busco que me respeten. Es lo único que me importa”.
No solo le gusta hablar de política, sino también de sus luchas en pro de los derechos de las poblaciones vulnerables y de las minorías a las que pertenece. Pero “no somos minorías, nos han convertido en minorías”, afirma.







