La cineasta hondureña Katia Lara estrena hoy en siete salas de cine la película que expone la red de corrupción que habría cobrado la vida de la ambientalista Berta Cáceres
El documental cuenta con los testimonios de Miriam Miranda, Almudena Bernabeu, Milton Benítez y Berta, Laura y Olivia Cáceres
Por Stephanie Mondragón
Fotos de Terco Producciones
San Pedro Sula, Honduras. Hoy se estrenará a nivel nacional la película Berta soy yo. Cuando el río suena. El filme relata la defensa del río Gualcarque al ser amenazado por el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, lucha que fue liderada por Berta Cáceres.
La producción narra la relación de la familia Atala-Zablah con David Castillo como propietarios de Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), constructora de la represa, al igual que el entramado de impunidad que se da entre el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y Juan Orlando Hernández.
A partir de hoy a las 12:00, la película documental será exhibida en siete salas a nivel nacional: Galerías del Valle y City Mall en San Pedro Sula, Mall Multiplaza y City Mall en Tegucigalpa, Megaplaza en La Ceiba, Reef Cinema en Utila y Teatro La Fragua de El Progreso, donde se tendrá una proyección especial el domingo 21 de agosto.
El documental comenzó su rodaje hace nueve años contando con el protagonismo de Berta para explicar los hallazgos que evidenciaban una red de corrupción para establecer la represa tomando.
Sin embargo, la filmación dio un giro cuando la activista fue asesinada en su casa por desconocidos.
Reportar sin Miedo entrevistó a la productora de la película, Katia Lara, quien inicialmente nombró el proyecto Berta conspirada, el cual estaba centrado en la corrupción de los contratos de energía, las empresas extractivas y las hidroeléctricas en territorios de pueblos originarios, como un fenómeno en toda América Latina.
Una película que llama al compromiso
El documental estaba en medio de la producción cuando, el 3 de marzo de 2016, Berta Cáceres fue asesinada en su casa por sicarios.
La productora y directora Katia Lara relata que compartió la tarde anterior con la ambientalista y platicaron sobre el desarrollo del proyecto.
“No la mataron solamente por ser ambientalista, porque el ambientalismo muchas veces se reduce a sembrar arbolitos. Ella iba más allá de eso, del feminismo incluso”, dice Katia.

La activista denunciaba constantemente a los actores de los sectores público y privado y de la banca nacional. Con frecuencia evidenciaba cómo estos no siguen las normativas, sin importarles lo que opinen los pueblos originarios, ni les importa corromper personas para cumplir sus objetivos.
La productora sabía que, luego del deceso de Berta, el documental tenía que involucrar aquellas consignas que el pueblo gritaba en nombre de Cáceres: Berta no murió, se multiplicó; Berta se hizo millones; Berta soy yo; Los que que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.
Más que un nombre, es un pacto de compromiso sellado por la vida de la guerrera incansable.
Duelo particular
Katia recuerda haber pasado el día antes de la muerte de la activista en una reunión de logística en Tegucigalpa para coordinar la próxima grabación, estableciendo contactos para ingreso y una visita a la casa de Berta.
Horas más tarde recibió una llamada a eso de las 4:30 a.m., notificándole que Berta había sido asesinada.
“Fue fuertísimo por la cercanía que tenía en ese momento con ella”, dice la productora, quien reconoce que no lo asimiló en ese momento.
Recuerda que lo primero que hizo fue conseguir una cámara, dado que en ese momento no tenía su equipo con ella.
Comenzó a hacer llamadas y partió a la morgue, documentando con fotografías y videos lo que en ese momento estaba ocurriendo.
“Desde ese momento no paré. Como ya teníamos un plan de grabar una escena con ella (Berta) y con Miriam”.
La intención de la escena era grabar un guancasco, tradición lenca que podría traducirse como encuentro entre pueblos, en este caso, un encuentro en el río entre los pueblos garífuna y lenca.
La cineasta continuó trabajando. Vivió el duelo a su manera, filmó el velatorio y el entierro a manera de memoria histórica.
Pasó un mes sin dejar de grabar hasta culminar su primer proyecto, el cortometraje Berta vive.
“Después de eso ya pude llorar”, cuenta Lara.
Berta, una mujer de carácter
Katia agrega que algo que marcaba a Berta era su carácter, ya que, además de tener intenciones y un compromiso con el pueblo hondureño, tenía un carácter fuerte.
Era una luchadora incansable que siempre tenía más energía que los demás para las reuniones y caminatas y hasta para quedarse en los bajos del Congreso, lucha que Lara compartió con el Copinh en 2008.
Berta tenía su propia manera de imponerse y hacerse escuchar, algo que es bastante complicado en una sociedad patriarcal donde el machismo impera.
No obstante, la lideresa nunca tenía temor y sus simpatizantes siempre confiaban en sus palabras.
Una característica que resaltaba en la oriunda de Intibucá era su capacidad para imponer su criterio y su fortaleza para aceptar el de otras personas, siempre con cuestionamientos que le daban una perspectiva única.
Quién es Katia Lara
Katia Lara es una cineasta hondureña graduada de la Universidad de Bellas Artes en Comunicación Gráfica y con estudios en cinematografía en México y Argentina.
Inició su carrera de cine documental en los 80 con el Sistema de Radio Venceremos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Ha sido seleccionada en varios festivales como Cinergia, Gotebögr, Berlinale Talent Campus, Typa, BoiviaLab, Guadalajara Talent Campus, Cinemaissí, Caravana de cine árabe-iberoamericano de mujeres, Biarritz, Toulouse, Mar del Plata, DocsDF, Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, FICiP, Amiens, FICG y Bertha Foundation, entre otros.
Destacan sus filmes Corazón abierto (2005), Quién dijo miedo (2010), Margarita Murillo (2015), Berta vive (2016) y Berta soy yo (2022).
Por muchos años logró la sostenibilidad de su proyecto Terco Producciones y recibió cooperación internacional para la producción de material audiovisual.
Posteriormente, se convirtió en uno de los pilares detrás de la producción y creación de El Perro Amarillo, espacio que ha ganado gran popularidad durante los últimos años por su enfoque y la manera de conectar con el público.
Para la cineasta, falta mucho camino que recorrer en el cine hondureño, mucho espacio para lograr preparación, crecimiento y apoyo para la promoción entre compatriotas y organismos internacionales.
Por qué el Perro Amarillo aparece en el póster
Cierta controversia se desató cuando el póster del documental se publicó, ya que la imagen de Milton Benítez no causó mucho agrado en varixs ciudadanxs que no estaban de acuerdo con exponer tanto su imagen en lugar de dejar el espacio nada más para Berta Cáceres.
Katia explicó para Reportar sin Miedo que luego del asesinato de la ambientalista, quien fungia como narradora del relato de corrupción, “quedó un vacío”.
Trataron de continuar con las grabaciones. Sin embargo, luego de un año, las organizaciones que financiaban el proyecto comenzaron a pedir que se llenara el lugar del narrador para terminar el proyecto.
“Un periodista es ideal, sobre todo cuando se van a tratar temas de corrupción”, dijo Lara.
Además de esto, el acceso a las fuentes era algo que necesitaban para realizar una buena película.
Benítez asistió a la producción en muchas ocasiones para la logística de las fuentes y también tenía una relación cercana con Cáceres.
“Milton tenía la cualidad de acceder a ese mundo político que yo no podía tocar”, expresó.
Reconoció que, si bien es cierto ella habría podido obtener las entrevistas por su cuenta como cineasta, no iba a tener el mismo tono que una entrevista realizada por un actor político.
En marzo de 2018, el equipo técnico tuvo una reunión con la directora para hacerle saber que no podían seguir con la grabación si no tenían a un narrador a quien seguir.
Según Katia, tomaron la decisión grupal de elegir a Milton Benítez por ser el más apto para ayudarles a navegar ese mundo.
El primer acto de la película tiene la presencia de Berta. Luego de su muerte, se pasa la palabra al narrador y otros actores para que continúen con el testimonio.
Katia catalogó el proceso de producción de Berta soy yo como un embarazo que tomó nueve años en gestarse para que los hondureños puedan sentirse comprometidos a seguir la lucha de los cometidos que tanto se popularizan.
Esta película ayudará a comprender lo que antecedió a la muerte de la lideresa lenca y lo que sucedió.
Sus denuncias hicieron tanto ruido que la sentenciaron a muerte porque, como bien dicen, si el río suena, es porque piedras trae.