Aunque la historia para este nuevo grupo de aspirantes no ha llegado al luto como el año pasado, muchos cuentan que prefieren el desempleo o la muerte antes que todos los vejámenes que sufren en el curso de formación de oficiales de la Academia Nacional de Policía
Por Redacción de Reportar Sin Miedo
Tegucigalpa, Honduras. Con un pasado tenebroso y muertes que aún no tienen respuesta de las autoridades policiales y los entes investigativos del país, hace más de un mes en la Academia Nacional de Policía (Anapo) comenzó la segunda promoción del Curso Especial de Formación para Oficiales Auxiliares (Cefoa). Sin embargo, muchos de los casi 300 hombres y mujeres inscritos en el curso hoy por hoy lamentan haber ingresado.
Aunque la historia para este nuevo grupo de profesionales de las distintas carreras no ha llegado al luto, como sucedió de hace un año, muchos cuentan que prefieren el desempleo o la muerte antes que vivir todos los vejámenes que allá adentro se sufren.
La tragedia en el proceso anterior se produjo el 11 de septiembre de 2022, cuando tres aspirantes a policías auxiliares fallecieron en la Anapo sin que nadie dé explicaciones sobre el suceso. Sin embargo, uno de los sobrevivientes de la tragedia explicó recientemente que las muertes no se debieron a golpizas ni a gases lacrimógenos. Insinuó que la comida que ingirieron podría ser la culpable de los tres fallecimientos en la Anapo.
Las supuestas malas prácticas en la Anapo que habrían causado la muerte de Kevin Mejía, Jairo Josué Martínez Cruz y Ronald Javier Coello se han llevado a cabo desde hace años, afirmó Blanca Izaguirre, del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh). “Se han venido realizando por muchos años y van en detrimento de la dignidad del ser humano”, señaló.
Por otra parte, el doctor en derechos humanos Joaquín Mejía ha exigido estudiar y reflexionar sobre los episodios violentos en los que está involucrada la policía en Honduras con el fin de “adoptar medidas institucionales para prevenir que no se repitan estos hechos”. Además, Mejía lamentó en esa ocasión “el caso de los tres aspirantes a la academia policial”.

Mejía afirmó que la muerte de las tres personas mientras realizaban entrenamientos para ser aspirantes en la academia de policía “refleja la cultura militarista, son entrenamientos salvajes, como preparándonos para la guerra”. Para el experto del ERIC-SJ, cuando se creó la ley orgánica de la policía hondureña y la sacaron de las estructuras de las Fuerzas Armadas, “lo único que hicieron fue cambiarles el uniforme, pero su estructura o su cultura militarista se mantiene intacta”.
Lamentablemente, el país sigue sin generar oportunidades laborales dignas para la ciudadanía y no hay de otra que enlistarse en estas instituciones violatorias de derechos humanos.
El Cefoa es “especial” para las autoridades policiales porque se supone que el trato para las y los licenciados, abogados, médicos y de otras profesiones iba a ser diferente al adiestramiento de los cadetes de las academias del país. Sin embargo, muchas personas que forman parte de ese curso cuentan todo lo contrario.
Según las autoridades de la Policía Nacional, este curso es para dar una oportunidad a las personas que no cuentan con trabajo y salario digno. La enseñanza tiene como fin formar hombres y mujeres con un poco de conocimiento policial para que obtengan una plaza en el área administrativa y profesionalizar a la institución policial, ya que mucha falta le hace.
Mentira tras mentira
La publicidad que recibió desde hace un par de meses el Cefoa es que incluiría una beca. Eso fue lo que motivó a muchos a enlistarse y formar parte de la institución. Algunos aspirantes denuncian que no la reciben. Además, las autoridades aseguraron que todo el proceso se llevaría con un trato “especial”, sin incluir ejercicios prohibidos, violencia verbal y psicológica y mucho menos física, lo cual no se ha cumplido a cabalidad.
“De haber sabido que este proceso iba a ser así, mejor me hubiera quedado ganando nueve mil lempiras allá afuera”, dijo una de las aspirantes, recién egresada con honores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en entrevista para Reportar Sin Miedo. .
La profesional de la salud, quien no quiso que se incluyera su nombre y profesión exacta por su seguridad y para no sufrir ningún tipo de castigo en la Anapo, dijo que su temor es que se rumora que el curso durará más del tiempo estipulado, es decir, cuatro meses. Eso significa que siguen sin organizar un proceso que está manchado por la promoción anterior, en el cual murieron Jairo Martínez, Ronal Coello y Kevin Mejía por complicaciones respiratorias, según versiones de las autoridades. Sin embargo, nada ha quedado claro después de un año de la tragedia.
Es preciso mencionar que, en la primera promoción de Cefoa, en el entrenamiento al que fueron sometidos en su llegada también resultaron 31 personas hospitalizadas.
Otro de los aspirantes dijo a Reportar Sin Miedo que allá adentro muchas mujeres han sufrido inflamación de la pelvis. Para los y las oficiales de la policía, eso es normal. Según uno de ellos, el 95% de su gente ha sufrido fracturas en esta zona del cuerpo.

Por otra parte, el afectado agregó que un aproximado de cinco mujeres también aspirantes han solicitado la baja voluntaria porque sus rodillas no daban para más y sufrieron lesiones de ligamentos, meniscos y rótula. Al mismo tiempo, lamentó que la institución no haya hecho nada por sus compañeras.
Asimismo, algunos de los afectados dijeron a Reportar Sin Miedo que durante las semanas recientes se han presentado varios casos de COVID entre los aspirantes del curso.
Sin embargo, la subcomisaria Cristina Domínguez Vásquez dijo a RSM que lo que tenían registrado eran varios casos de gripe y tos. Por ello las autoridades ordenaron que los estudiantes usaran mascarillas para evitar más contagios.
En cuanto a los señalamientos de maltrato y hostigamiento contra el estudiantado, la subcomisaria señaló que hasta el momento su oficina no ha recibido ninguna denuncia al respecto. Además comentó que tienen las puertas abiertas para que cualquier afectado presente los reclamos que crea convenientes.
“Valen más los perros”
El licenciado, ahora aspirante del curso, contó que las personas enfermas ni siquiera van a la enfermería o la clínica porque lo único que reciben son insultos del personal sanitario. “Lo único que nos saben decir cuando vamos a la clínica es si queremos la baja y que ellos están cansados de recibir gente que se queja por una simple periostitis o por un simple dolor de pelvis”, denunció.
Asimismo, agregó que en esas instalaciones los y las aspirantes no tienen voz ni voto y que una de las oficiales les ha manifestado en varias ocasiones, durante las jornadas de formación de todo el personal, que tienen más valor unos perros que allí se encuentran que los aspirantes. “No tenemos derecho de decir nada. Aquí sólo nos toca someternos, soportar, resistir y callarnos porque sólo saben amenzarnos con informes de baja, quitarnos el fin de semana que salimos libres o recibir alguna otra sanción o castigo”, añadió.
Por otra parte, el aspirante aseguró que cuando salen con fines de semana libres, desde la institución que “sirve y protege” a la ciudadanía les solicitan implementos de limpieza, basureros, Azistín, detergente, shinola para pulir y demás cosas de limpieza, como si la Secretaría de Seguridad no tuviese un presupuesto asignado para cada una de las necesidades de las dependencias.
“Entramos en este proceso por nuestra propia cuenta y porque afuera no tenemos ingresos. Gastamos dinero todos los días en lo que necesitamos para las clases y meramente personales y encima nos piden cosas de limpieza para toda la institución. Creo que hay cosas que rondan en el abuso y se aprovechan de que nos hemos quedado callados”, dijo el aspirante, molesto porque a muchos de sus compañeros y compañeros no les alcanza ni para el pasaje cuando viajan a sus pueblos.
Tal parece que allá donde rechinan las botas y gritan los hombres y mujeres cadetes a buenas dos o tres de la mañana no todo es color de rosa. En la institución que tiene como lema “servir y proteger” también se sufre violencia. Desgraciadamente, muy pocos lo ven y hay violencia que ya se ha catalogado como normalizada.
Otra de las aspirantes, quien también quiso omitir nombre, manifestó que a inicios del mes pasado a la Anapo se presentó un aspirante que trabajaba en la Dirección de Derechos Humanos de la Secretaría de Seguridad. Al ver los tratos crueles e inhumanos contra sus compañeros, decidió alzar la voz y manifestar que no era ningún cadete y que su carrera le había costado cuatro años. Además expresó que se suponía que el curso era “especial” y que, por lo tanto, muchas de las cosas que era obligado a realizar no las iba a hacer.
Lamentablemente, la persona que les dio un soplo de esperanza a todo el equipo de hombres y mujeres aspirantes duró menos de una semana porque después de esa “múrmura” fue dado de baja. Tal parece que las bajas ya están firmadas en la institución, dado que es lo único que dicen, añadió la joven de unos 25 años de edad.
Con el rostro cansado, los ojos inflamados por el desvelo y las piernas moradas de tanto desgaste, señaló que las horas de sueño allá son pocas. “Tenemos que levantarnos a las tres de la mañana. Yo no estaba acostumbrada a eso. Comemos a las cuatro de la madrugada por muy tarde. Muchos mejor ni desayunamos porque a veces la comida también está en estado de descomposición”, relató.