Este día es tan importante porque es hoy cuando dejan de importarnos nuestras diferencias y en lugar de separarnos nos abrazamos para alzar nuestra voz juntas
Por Kate Orellana
Foto de Amelián Zerón
Tegucigalpa, Honduras. Por si no estabas enterada, hoy es el Día Internacional de la Mujer. Varios centros comerciales ya tiñeron sus tiendas de morado y algunas personas desconocen el verdadero significado de este día y, en definitiva, no es cuánto puedes aprovechar de las ofertas que te brindan los negocios por ser mujer.
Pero, si te da curiosidad, te lo voy a contar mientras te narro la conversación que tuve con mi vecina de 65 años. La historia de cómo llegué a esa conversación es muy agradable. No conozco a mi vecina, simplemente tuve la intención de tocar a su puerta y compartirle un pedazo de mi pastel de cumpleaños a las 8:30 p.m. Para nada raro.
No te alarmes por la hora, quizá era un poco tarde, pero después de un día largo de trabajo y responsabilidades de la vida adulta fui a cenar con mi familia y mi novia por mi cumpleaños, volvimos a casa a esa hora y me llevé la sorpresa de que tenían un pastel, así que lo partimos y me nació compartirlo con el guardia de seguridad del edificio en el que vivo y con mi vecina porque la he visto y saludado un par de veces y me pareció agradable.
La intención inicial era sólo tocar a su puerta y darle el pedazo de pastel para luego retirarme, pero ella me invitó a pasar, me regaló galletitas y conversamos como por una hora.
Éramos dos mujeres con mucha diferencia de edad, que no se conocían, compartiendo un pequeño espacio para conversar sobre la vida y conocernos un poco. En primer lugar, puedes notar que me invitó a pasar porque no se sintió amenazada, seguro si hubiese sido un hombre se lo habría replanteado.
No porque todos los hombres sean malos, sino porque no podemos tener la certeza de cuáles son los buenos.
Me contó sobre su vida, sobre el tiempo que lleva viviendo en ese edificio de apartamentos, entre algunas otras cosas, pero lo que más disfruté entre las risas y esa cálida conversación fue que mencionara que cuando ella esté entre sus ochenta años, si llega a esa edad, su deseo no es que desaparezcan sus arrugas, ella lo que desea es que se le note su felicidad.
Admito que me tomó por sorpresa porque ya tiene muchos años vividos y su deseo no es riqueza, no es la eterna juventud, ella sólo quiere llegar a esa edad siendo feliz.
Eso me hizo pensar porque en esta realidad en la que vivimos dejamos de anhelar lujos, ya que nuestro sueño se convierte en el hecho de continuar con vida, lo más larga y feliz posible. Al menos ese es mi deseo y también lo que quiero para mis amigas, conocidas, inclusive desconocidas, las quiero con vida, las quiero felices, las quiero con bien.
Lamentablemente, eso es un poco difícil, ya que ser mujer en países como Honduras es un reto, ni estar dentro del juego Jumanji sería tan difícil como lo que nos toca vivir a diario.
La señora me dio consejos de cómo protegerme, sobre no salir tan tarde por las calles cercanas y también me mencionó que, si alguna vez ella podía ayudarme, con gusto lo haría.
Hermana, tú más que nadie sabes que entre mujeres, aunque no nos conozcamos, si otra está en peligro no lo pensamos dos veces para ayudar o al menos eso quiero creer.
Por eso este día es tan importante porque es hoy cuando dejan de importarnos nuestras diferencias y en lugar de separarnos nos abrazamos para alzar nuestra voz juntas. No quiere decir que el resto del año no lo hagamos, quiere decir que es este día que utilizamos para mostrar nuestro enojo, nuestra tristeza, y muchas emociones más, para salir a las calles y hacer tanto ruido como sea posible, ya que quizá solo así noten que nos están matando, violentando y abusando, entre muchas otras cosas horribles.
Mi vecina quiere verse feliz a los ochenta años y yo solo quiero poder vivir sin que me hagan daño, sin miedo a no volver a casa y que me culpen si desaparezco.
No estamos exagerando, nos violentan a diario y a veces hasta es sorprendente las extrañas formas que tienen para salir bien librados.
Te cuento que me abusaron sexualemente hace varios años. Yo no lo busqué, no lo quería; sin embargo pasó, mi abusador era mi amigo de hace más de dos años, nos conocíamos, confiaba en él y aún así me tomó en la sala de la casa de estudiantes en la que vivíamos.
¿Sabés por qué hasta el día de hoy él permanece libre mientras yo aún sigo despertando llorando en las madrugadas por las pesadillas que me recuerdan lo que me hizo?
Porque existen personas que creen que exageramos, por todos los que no me creyeron.
Cuando aquello pasó, las demás personas en esa casa dijeron que quizá yo lo malinterpreté y en aquel momento buscaban cualquier excusa para justificarlo.
No me dejaron denunciarlo por falta de evidencias, creo que querían que le dijera a mi abusador que esperara mientras yo grababa lo que ocurría, quizá con un video donde se viera cómo me inmovilizó contra el suelo y se subía sobre mí mientras hacía lo que le placía con mi cuerpo, hubiese sido la evidencia que necesitaban para que tuviera más peso su palabra contra la mía.
Días posteriores amenazó con matarme, evidentemente no lo logró, pero ahora no puedo ir a San Pedro Sula por el temor de que aún desee hacerlo.
Por eso puedo decir con completa seguridad que a mí sí me representan las mujeres que salen a manifestarse hoy. Porque tienen su propia historia, porque sólo están expresando todo lo que muchas no tienen la oportunidad de contar y de esa forma se convierten en la voz de muchas, incluso las que ya no están.
Lo hacen por mí, por mi historia, aun cuando no me conocen. Lo hacen porque no queremos publicar más fotos de desaparecidas o que más hombres salgan libres y solo paguen con trabajo comunitario los crímenes atroces que disfrazan con justificaciones donde nos culpan a las mujeres y nos responsabilizan del daño que nos hacen.
Más de 70 mujeres han sido asesinadas en lo que va del año, eran madres, hijas, hermanas, amigas, eran mujeres. Pero aún así les sigue preocupando más que las mujeres nos manifestemos.
Así que tienen razón, estas no son formas.
No son formas de vivir porque esto ya no es vida, es supervivencia.
Porque así como mi vecina quiere una vida larga y feliz, así lo quiero para mí y para todas.