El originario de Honduras es una poderosa presencia LGBTIQ+ en redes sociales. “Mi madre fue muy sabia. Es uno de mis fans más grandes, comparte lo que yo hago, habla de mí a todo el mundo, está orgullosa de que su hijo es LGBT+ abiertamente. Y eso es algo que todavía me llena de mucho más poder”, confiesa
Por Dashiell Allen
Nueva York, Estados Unidos. Livin Sabio Fernández no teme decir lo que piensa, no importa lo incómodo o inconveniente que sea, ni siquiera cuando sus palabras rompen estigmas arraigados en su comunidad.
“Mi energía siempre ha traído a personas hacia mí”, explica. “No paso con penas o máscaras”.
Ahora, el influencer, conocido por sus videos de comedia en TikTok y Facebook, está alzando su voz para educar a la sociedad sobre cómo es vivir su vida plenamente siendo VIH positivo.
Sabio, de 31 años, es originario de una comunidad garífuna en la costa del departamento de Colón, donde vivió hasta los 14 años cuando emigró a Florida con su familia. Se identifica abiertamente como una persona LGBTQ no-binarie.
Desde el mes pasado, Sabio ha sido un vocero de HIV Stops With Me, una campaña de salud pública de la Ciudad de Nueva York, donde él vive, para educar al público sobre el VIH.
El virus de la inmunodeficiencia humana, mejor conocido como VIH, ataca el sistema inmune y puede causar el sida. La comunidad garífuna tiene un riesgo más alto de contaminación por el virus que la población general; de acuerdo con un informe realizado por USAID, en el 2017 el 1.6 por ciento de personas garífunas en Honduras estaban infectados con VIH, comparado con solo 0.42 en la población general. Cada nueve horas una persona está infectada por ese virus, según el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).
Pero Sabio quiere que su comunidad sepa que la vida no se termina por tener VIH; es más, hay una variedad de tratamientos disponibles que puedan hacerse “indetectables”, es decir, tener VIH sin la posibilidad de transmitirla a un amante ni a futurxs hijxs.
Una tarde a finales de enero, Reportar sin Miedo se reunió con Sabio en un café del Bronx, Nueva York, donde el activista actualmente reside. Relató en detalle su historia de cómo llegó a aceptar que tiene VIH y cómo aspira romper el estigma que aún persiste.
Hablemos sobre el VIH. ¿Cómo llegaste a conocer que eras positivo?
En ese tiempo estaba en una relación de tres años en Florida. Entonces yo siempre he sido la persona que [comienza] esa conversación incómoda que no todo el mundo quiere tener. Siempre fui la persona que le preguntaba a con quien yo estaba ¿cuándo fue la última vez que te hiciste un examen de VIH? ¿Te gusta tener relaciones con condón o sin condón?
Entonces yo teniendo mi relación abierta le dejé saber a mi pareja que estaba también con otra persona.
Una vez él [la otra persona] estaba en la casa conmigo y noté algo en su piel, le noté un sarpullido. Yo tengo 13 años de trabajar en la rama médica, entonces, pues yo cualquier cosa la hablaba. Me dijo me pasa cuando me expongo al sol. Algo en mi intuición me decía ponga atención, pero yo decidí ignorarlo, decía he estado con este tipo tres años, creo que lo conozco.
Pasaron los meses y en ningún momento me sentía enfermo. [Pero] la última vez que estuve en relación con él se quitó el condón. Yo todavía recuerdo que le pregunté a él ¿por qué te quitaste el condón si nunca nos lo hemos quitado? Y él me dijo I needed that [lo necesitaba]. A todo eso viene el mes de diciembre en el año 2016. Hasta el sol de hoy no he tenido esa conversación con él, pero creo que quizás en ese tiempo él se dio cuenta [de que tenía VIH] y quizás por miedo, vergüenza decidió desaparecer del todo.
Yo siempre tenía el hábito de hacerme un examen cada diciembre. [Y] esa fue mi sorpresa del año 2016. En vez de un resultado negativo recibo uno positivo.
Pues tomé el toro por los cuernos y me puse a investigar, me metí a la cabeza que no me iba a dejar morir de esto y yo sé que el conocimiento es poder. Pero de igual manera caí en una depresión horrible. Por [casi tres] meses estuve en mi cuarto. Ya era llorar todos los días. Comencé a culparme, a denigrarme solo porque Livin siempre fue el que abría esa conversación difícil, así que los pensamientos que comenzaron a venirme en ese tiempo eran wow, Livin, ¿cómo no pusiste atención? ¿Cómo permitirse que esto pasara ahora? Ahora sos garífuna y vos vas a ser una vergüenza para tu familia [y] tu comunidad.
Perdí mucho peso, pues no comía, no me bañaba, ni siquiera me cepillaba los dientes y olía horrible. Pasaba solamente con las luces apagadas en mi cuarto, evitaba el espejo y no quería verme. En realidad le doy gracias a Dios que pasé por eso. Porque pude ver lo que la depresión puede hacerle a una persona. Las únicas personas con las que yo hablaba para que no sospecharan que algo pasaba conmigo eran mamá y mis hermanos. En eso me despidieron de mi trabajo. Y yo estaba feliz porque ahora sí pude encerrarme porque ya ni siquiera tenía que ir a trabajar.
¿Cómo fue tu proceso de salir de esa depresión?
Empecé a ver en YouTube a conferencistas expertos en motivación. Leslie Brown. Hasta el sol de hoy nunca voy a olvidar su nombre. Yo me agarré de Leslie Brown para salir de mi depresión, después aprendí sobre Trent Shelton, que es otro orador. Entonces me llené de todo eso, es lo que ha empoderado al Livin que hoy en día la gente ve y dice ¿cómo lo haces? Tuve que querer hacerlo.
¿Cómo te abriste sobre el hecho de que tenías VIH?
Entre más oradores escuchaba, más aprendía sobre la manera en que pensamos, la influencia sobre nuestra realidad. Entonces comencé a sentirme más cómodo con ser VIH positivo. Pero mi mamá y mis hermanas aún no sabían porque en ese tiempo todavía estaba tratando de traer a mi madre de Honduras y no quería decirle por teléfono mami, soy VIH positivo porque mi temor más grande era que mi mamá se deprima en Honduras si se lo decía. Esperé hasta que llegó a Estados Unidos en 2018.
No me juzgaron en ningún momento. Mi madre fue muy sabia, es más, es uno de mis fans más grandes, comparte lo que yo hago, habla de mí a todo el mundo, está orgullosa de que su hijo es LGBT+ abiertamente. Y eso es algo que todavía me llena de mucho más poder.
¿Por qué decidiste compartir tu historia con todo el mundo?
Entrando al 2019 quería estar en una relación nuevamente después de tanto tiempo. Volviendo atrás la relación que yo tenía se terminó porque cuando recibí mi diagnóstico [llamé a mi ex pareja]. Pero él tuvo temor y la relación se terminó.
Entonces en el 2019 conozco a alguien más dentro de mi comunidad garífuna. Comencé a querer conocer a esta persona, pero [cuando le digo] que [tengo VIH pero] soy indetectable, como la persona no era educada acerca del tema, se llenó de temor y me rechazó. Pero además de eso comenzó a esparcir chismes dentro de la comunidad garífuna aquí en Nueva York.
Eso me llenó de todavía más tenacidad de decir no puedo permitir que alguien fuera de mí cuente mi historia. Hice un video live en Facebook y hablé de eso. Y simplemente seguí viviendo mi vida.
¿Te has enfrentado al prejuicio o la discriminación por el VIH?
No me he sentido en realidad discriminado por ser VIH positivo. Las veces que he recibido respuestas incorrectas es cuando las personas usan el vocabulario incorrecto. Como cuando me dicen ¿desde cuándo tienes sida? Me gusta que la gente aprenda y por eso no me molesto, simplemente utilizo ese momento para educar y le dejo saber que no tengo sida, tengo VIH, que es lo que causa sida si no es tratado.
Es impresionante ver cómo personas incluso mayores que yo, que llevan 20, 15 años viviendo con VIH, incluso ellos no han tomado la tarea de conocer con qué están viviendo y por años no se han permitido estar en una relación romántica. No saben que siendo indetectable hoy en día puedes tener hijos que van a nacer siendo negativos, que puedes hacer tantas maravillas con tu vida. Hay personas que ni siquiera saben lo que es la indetectabilidad, qué es una CD4, qué es una carga viral, qué es una célula T.
A veces, si no nos sentimos involucrados en un tema, podemos [decir] no tengo que saberlo porque no tiene nada que ver conmigo. Y es erróneo porque el conocimiento que tengas, sea tu situación o no, si tienes el conocimiento, no sabes a cuántas personas puedes ayudar.
Es esa ignorancia que también me llena de más ánimo y más sed de hacer lo que estoy haciendo. [Y] creeme que no tengo la menor vergüenza ni la menor pena, no me arrepiento, como tengo una visión bien clara de mi intención.
¿Es cierto que existe un estigma sobre el VIH y sida en las comunidades garífunas?
Es cierto. Hay muchos garífunas que han perdido su vida por el VIH/sida porque les dieron el diagnóstico y, en vez de buscar la manera de ayudarse, permitieron que sus mentes los llevaran a esa cárcel de vergüenza y al silencio. Cuando tienen esta situación, muchos [garífunas] han adoptado la mentalidad de que okay, ya yo estoy infectado, dejame infectar a todo el resto que yo pueda hasta que me muera, y, literal, pasó y no quita que todavía esté pasando.
¿Es un hábito autodestructivo?

Exacto. Yo no quiero que eso continúe, ya no quiero que mi comunidad continúe pensando que no hay mejor manera de vivir la vida porque sí la hay. Lo vi de pequeño, recuerdo todavía que tengo una vecina que falleció de sida y recuerdo cómo la gente cuchicheaba acerca de ella, de que no uses la cuchara que tal persona usó, no uses el vaso que tal persona usó, no uses ese inodoro porque ese inodoro tal persona lo usó y tiene sida… la ignorancia porque así no se transmite el VIH.
Entonces, todo eso desde que yo era un niño es triste y yo voy a ser parte del cambio, no voy a permitir que venga alguien y me diga tú tienes que limitar tu vida porque eres VIH positivo. Te voy a demostrar a ti que veas con tus ojos que así de maravilloso como soy así tú puedes [ser.] Entonces aquí estoy.
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