Antes de ser puesto ante la justicia de Estados Unidos, Juan Orlando Hernández le envió a su última carta pública a la población hondureña a la que hundió en el 74 por ciento de pobreza y en los peores índices de desigualdad
Por Kevin Contreras
Tegucigalpa, Honduras. Luego de hacer un paraíso fiscal para su propio beneficio, el de su familia y el de su círculo de “colaboradores”, quienes lo abandonaron, Juan Orlando Hernández se enfrentará hoy a la temida justicia norteamericana. Según la acusación, serían tres delitos por los cuales se le pide en extradición.
Uno de su delitos es el de fabricar, importar y distribuir sustancias controladas que eran distribuidas en Estados Unidos de manera ilegal; además, usar y portar e instigar el uso, porte y posesión de armas de fuego, ametralladoras y dispositivos destructivos. Y, como tercer delito, ser parte del crimen organizado.
Pese a los tantos daños que le hizo a una nación a la que introdujo en un 74 por ciento en la pobreza y en los peores índices de desigualdad, antes de ser puesto ante la justicia de los Estados Unidos, decidió enviar a esa misma población su última carta pública.
Aunque en reiteradas ocasiones, en medio de la carta, aludió a que confía en Dios y su misericordia para que se le haga justicia, parece que Dios se acordó primero de su gente, la cual fue desangrada, humillada y vulnerada durante la gestión de aquel gobierno de la bandera de la estrella solitaria.
Y como si fueran palabras de una persona psicópata, pese a que su personalidad debería ser estudiada por los más expertos en psiquiatría, tuvo el valor de citar al excoordinador de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico, Alfredo Landaverde, quien fue asesinado luego de denunciar a estructuras políticas, económicas y militares ligadas al narcotráfico, delito del que acusan al exmandatario hondureño.
“Hace poco leí lo que dijo Alfredo Landaverde: ‘El pueblo, todos nosotros sabemos quiénes son. No solo porque yo trabajé en la policía, la gente común sabe quiénes eran los jefes del crimen organizado en sus municipios, en su comunidad'”. Las atroces declaraciones de Hernández al mencionar a Landaverde fueron el punto de remate que generó más indignación en la población de la cual se burló. De ser el exmandatario más “popular”, según sus pagadas encuestas, pasó a ser aquel repudiado hombre que hoy escribió su última carta como narcotraficante.